El secreto del Sahara


Por: Daniel Seixo

“El Pueblo Saharaui va a vencer en su lucha. Va a vencer, no sólo porque tiene la razón, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad (…) Para nosotros no se trata ya del derecho de autodeterminación, sino de acompañaros en vuestra lucha hasta la victoria final » (Felipe González)

« Lo más importante es la foto » (Zapatero dirigiéndose a Mohamed VI)

« Los saharauis son nuestros hermanos, y a los hermanos no se les abandona » (Pablo Iglesias)

No pelean por un trozo de desierto, lo hacen por su tierra, por sus familias, por su cultura, por su derecho a existir.

Anguila, Bermudas, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Montserrat, Nueva Caledonia, Pitcairn, Polinesia Francesa, Samoa Americana, Sahara Occidental… Todos ellos son territorios no autónomos, en los que permanece suspendida en el tiempo la fecha de inicio de un proceso de descolonización que al fin comience a librar a estos pueblos de las crueles y más directas ataduras de la explotación por parte sus viejas potencias coloniales. Esas potencias que un día creyeron poder dominar el mundo mediante la superioridad militar y tecnológica, imponiendo con ello su cultura, su ley y sus intereses comerciales. Por aquel entonces, el tótem de la democracia no era todavía tendencia en la geopolítica mundial y fueron las supuestas ansias civilizatorias las que pusieron las sombras en este gran teatrillo de poder que en última instancia es y ha sido siempre de lo que se ha tratado todo.

Durante la Conferencia de Berlín incluso un Imperio en clara decadencia, como era por aquel entonces España, podía reclamar sus derechos sobre el Sahara. Con escuadra y cartabón, pero sin demasiado tino, el estado español comenzó la ocupación de aquel territorio que solo se haría realmente efectiva tras el descubrimiento de importantes recursos minerales en la región. Especialmente reseñables por su valor material fueron los excelentes yacimientos de fosfatos de Bu Cra, yacimientos que pronto pasarían a ser explotados para la elaboración de fertilizantes por la empresa española Fosfatos de Bucraa, S. A. Este sería el caldo de cultivo propicio para el surgimiento de los primeros reclutas de los movimientos nacionalistas Harakat Tahrir y el Frente Polisario, movimientos de resistencia nacional que centrarían las incipientes hostilidades contra la gestión española y la explotación colonial de los recursos del pueblo saharaui.

Nadie en la comunidad internacional reconoce la soberanía marroquí sobre el Sahara

España reacciona a la aparición de importantes recursos naturales convirtiendo al Sahara en una provincia española, la dictadura franquista olvida entonces su responsabilidad con la autodeterminación del pueblo saharaui y establece una legislación específica para gestionar un territorio considerado como propio y cuya capital en El Aaiún observa paulatinamente una interesada y relativa mejora de las condiciones de vida mediante obras públicas y nuevas inversiones. Con ello el estado español pretende a su vez mostrar una posición de fuerza frente a las continuas reivindicaciones de Marruecos sobre el Sahara y sobre Mauritania. El pueblo saharaui parece por aquel entonces un invitado de piedra ante su propio destino, pero pronto los brotes nacionalistas y las protestas comienzan a ganar protagonismo por todo el territorio saharaui. En una de estas manifestaciones  en el barrio de Zemla, en El Aaiún, las tropas legionarias españolas cargan con suma violencia contra los manifestantes causando varios muertos y el líder nacionalista Mohamed Sidi Brahim Basir resulta encarcelado, para aparecer finalmente muerto un par de horas después de su paso por prisión. Las certeras sospechas acerca de un asesinato por parte de las tropas españolas marcarán un claro punto de inflexión en la resistencia saharaui contra la ocupación española. La creación del Frente Polisario el 10 de mayo de 1973 supone desde ese momento la herramienta política y militar con la que el Sahara se enfrentará a los diferentes ocupantes de su territorio en busca de la autodeterminación y la libertad de su pueblo.

Ya en 1960 Naciones Unidas había adoptado la Resolución 1514 por la que se pretendía avanzar en la independencia de los pueblos todavía colonizados y llamaba al derecho de autodeterminación para los mismos, una intención que se veía reforzada años más tarde con la Resolución 2229 en la que se confirmaba el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación del Sahara Occidental. Los continuos ataques por parte de la juventud saharaui a las patrullas y convoyes españoles, y la aceptación de la resistencia independentista, hacen que poco a poco la postura española sobre el Sahara cambie y en Madrid se comiencen a plantear seriamente la posibilidad de abandonar aquel territorio. En 1974 la dictadura franquista anuncia ante la ONU su intención de guiar un referéndum de autodeterminación durante los seis primeros meses de 1975 que pronto se encontrará con la oposición del Reino de Marruecos apoyado por Mauritania, país al que las autoridades marroquís ofrecen el reparto del territorio saharaui. El conflicto del Sahara llega al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya que el 16 de octubre de 1975 dictamina que no ha encontrado prueba alguna de la soberanía de Marruecos ni de Mauritania sobre el territorio del Sahara, nada impide por tanto el derecho a la autodeterminación saharaui.

Mohamed VI ha creído en todo momento haber derrotado a las autoridades del Sahara y fruto de eso han surgido las continuas provocaciones que desencadenado la declaración del estado de guerra por parte del Frente Polisario

Violando la legalidad internacional bajo la tutela de Washington y la financiación del mundo árabe, Hassan II inicia en respuesta la marcha de 350.000 civiles y 25.000 soldados a territorio del Sahara, la conocida como Marcha Verde supone de facto la ocupación militar del territorio y la expulsión de las tropas españolas que ocupadas en la gestión del final de la dictadura deciden renunciar sin resistencia a sus responsabilidades históricas con la población saharaui. Entre el 12 y el 14 de noviembre de ese mismo año, una vez más al margen de cualquier tipo de legalidad internacional, el gobierno español decide ceder el territorio del Sahara a Marruecos y Mauritania mediante el Acuerdo Tripartito de Madrid. Las autoridades españolas pretendían de este modo esquivar legalmente sus responsabilidades, algo que con la legalidad internacional en la mano, continua sin ser efectivo a día de hoy.

La continua represión marroquí contra la población saharaui provoca que gran parte de la población huya del Sahara buscando refugio en campamentos de refugiados que llegan a ser bombardeados por la aviación marroquí con napalm y fósforo blanco. La criminal respuesta de Marruecos provoca que numerosos refugiados tengan que internarse definitivamente en territorio de Argelia para refugiarse de la guerra, los campamentos llegarían en 1976 a refugiar a cerca de 100.000 personas. El 27 de febrero de 1975 el Frente polisario proclama la República Árabe Saharaui Democrática, la guerra contra Marruecos y Mauritania se recrudece hasta que ya en 1978 un golpe de estado en Mauritania provoca que, pese a la ayuda recibida por Francia, el país se retire de la lucha y renuncie a cualquier reivindicación sobre el Sahara. A partir de entonces Marruecos y el Sahara son los actores que se disputarán el territorio, la sapatría marroquí levanta un muro para intentar proteger sus posiciones que terminaría llevando la guerra a un punto muerto que provocaría irremediablemente la entrada en escena de la solución política. Cansados de la guerra y conscientes del desgaste de la misma para su pueblo, las autoridades saharahuis deciden en 1990 aceptar el plan de arreglo elaborado por la ONU mediante el que ambas partes se comprometen a la ejecución de un referéndum en el que existirían únicamente dos opciones: la creación de un nuevo Estado saharaui o la integración del Sahara en Marruecos.

Lo que sigue a esa gran farsa es la represión, las disputas políticas, las traiciones de la comunidad internacional –con especial mención en este punto para el estado español– y la lucha desesperada de un pueblo que sabiéndose condenado por el mundo, se niega a renunciar a su libertad y a su tierra. Incluso la Misión Internacional de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental ha convivido alegremente con el poder marroquí y su influencia respaldada por Bruselas y Washington. Mohamed VI ha creído en todo momento haber derrotado a las autoridades del Sahara y fruto de eso han surgido las continuas provocaciones que desencadenado la declaración del estado de guerra por parte del Frente Polisario, tras haber violado Marruecos los acuerdos alcanzados para sostener la paz mediante actos de agresión a la población saharaui en la zona de Guerguerat, al sur del Sáhara Occidental. Intentando garantizar el paso de mercancías por una carretera ubicada en zona neutral, y que la propia ONU ha considerado ilegal ya en 2001, el reino de Mohamed VI ha conseguido desatar de nuevo la guerra.

España reacciona a la aparición de importantes recursos naturales convirtiendo al Sahara en una provincia española

Mientras el proletariado marroquí que hoy parte a la guerra se preguntará el motivo por el que defender a un rey despótico en el campo de batalla del desierto mientras sus hermanos se juegan la vida cruzando a territorio español en precarias pateras, en medio de una crisis económica acuciante en el país y con la certeza de que muchos de sus compañeros de batalla no dudarán a la hora de abandonar sus posiciones ante en más mínimo ataque del Polisario, en territorio saharaui la sensación frente a la guerra es muy distinta. Los jóvenes saharauis no tienen otra opción, no existe futuro sin una victoria frente al enemigo, no existe otra salida al horror y el abandono que el fusil. Las voces de los veteranos combatientes, todos aquellos que hasta ahora han recordado el precio de la guerra, tampoco parecen tener ya grandes argumentos para evitar el conflicto, muchos de ellos han muerto abandonados en el desierto a su suerte por cualquier legalidad o democracia, el resto simplemente reconocerá en los gritos de guerra su propia rabia y sus pasadas decisiones.

Marruecos tiene únicamente a su favor los despachos que le proporcionan un ejército más moderno y mejor equipado, el control de los recursos naturales del Sahara y la necesidad de tranquilidad para su explotación por parte de las multinacionales. Nadie en la comunidad internacional reconoce la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, pero esa gran hipocresía sostenida en el tiempo es la misma de la que hacen gala muchos de nuestros políticos “progresistas”, los mismos que enarbolan su adhesión a la causa saharaui en campaña, pero que la abandonan una vez resultan necesarios o tocan el poder de Moncloa. Felipe González, Zapatero, Sánchez, Iglesias, Garzón, para ellos la decisión está tomada y es la de soportar cualquier humillación, cualquier ocupación ilegal, cualquier tropelía o atropello a las mínimas reglas democráticas comunes con tal de no molestar o soliviantar al tirano marroquí o turco. Realmente resulta indiferente si los vapuleados, reprimidos y subyugados son armenios o saharauis, en realidad nunca todo esto se ha tratado de respetar los valores democráticos, tal y como ya hemos señalado anteriormente. El silencio atronador de nuestra política garantiza las relaciones de palacio entre Marruecos y España, los márgenes de beneficios de nuestras empresas y el lento genocidio del Mediterráneo, ese que hemos aprendido a ignorar e incluso “comprender”, pero sin duda nos hace un poco menos libres, menos signos, menos pueblo.

Fuente : Nueva Revolución, 18 nov 2020

#Maroc #Israel #SaharaOccidental #WesternSahara #DonaldTrump #Normalizacion

Las razones invisibles de la crisis del Sahara Occidental y Wikileaks

Norberto Bobbio fue un gran teórico de la democracia a la vez que un notable filósofo italiano. En 1984 publicó un libro «El futuro de la democracia» en el que explicaba la distancia entre las promesas de la democracia y los grises y las opacidades del ejercicio del poder. En este libro, proponía “hacer descender la democracia del cielo de los principios a la tierra donde chocan fuertes intereses», abriéndose paso «entre la lección de los cínicos y el catecismo de los iluminados». Primera lección: el paso de aquellos polvos a estos lodos no es el que va de la teoría a la práctica, o de las leyes existentes a su permanente incumplimiento, sino el que va de una realidad indeseable a otra que mejore un poco las cosas.

Se refiere Bobbio, específicamente, a la democracia como «el gobierno del poder público, en público». Es el régimen del poder visible y se opone, como tal, a los poderes invisibles y los secretos de Estado en los cuales se suelen escudar los gobernantes y grupos de poder para eludir el control y la evidencia de sus actos.
Todo esto me ha venido a la memoria tras haber visto en vivo y en directo la desastrosa actuación del gobierno del presidente José Luís Rodríguez Zapatero en relación a la crisis del Sahara. Con todo el país lleno de familias que en verano reciben a niños saharauis, con todo el recelo que despierta siempre el gobierno de Marruecos, con la inmensa losa histórica que soporta la reciente historia española al recordar la vergonzosa descolonización del Sahara y la inaceptable huida española, ¿cómo es posible que el ministro de la presidencia Ramón Jauregui le otorgara la soberanía sobre el Sahara a Marruecos y Zapatero dijera que «las relaciones con Rabat es un tema prioritario, es un tema de Estado”. «La solución del problema del Sahara, yendo al fondo del asunto, es una solución que no se puede imponer a ninguna de las partes, tiene que ser fruto de un acuerdo». ¿Y las resoluciones de las Naciones Unidas?. Muy bien, gracias. Para colmo, visitó Madrid el ministro del Interior marroquí, el responsable del apagón informativo, el que no permitió que Al Aiún viajasen periodistas y parlamentarios y el PSOE seguía diciendo que hasta que no haya un esclarecimiento de los hechos no condenará a Marruecos por haber eliminado un campo de refugiados saharauis entrando en él a sangre y fuego. ¿Les suena lo de no condenar?. ¿Que tendrá ésta palabra para que Otegi con relación a ETA y Ramón Jauregui con relación a Marruecos, no la quieran usar?. ¿Para qué tiene España destinado en Marruecos un servicio diplomático acreditado y para que existe el CNI con todos sus efectivos desplegados?.
Asimismo uno de los aspectos desoladores para la causa saharaui la decía Daniel Ellsberg, aquel alto funcionario de la Administración Johnson quien en 1969 se hizo famoso por filtrar los papeles del Pentágono que expusieron las mentiras del gobierno de los Estados Unidos sobre la guerra del Vietnam. Pues bien. Daniel Ellsberg dice ahora sobre las revelaciones de Wikileaks: “Creo que uno de los mayores secretos que hasta ahora se han revelado, es la poca diferencia que existe entre las políticas exteriores de Barack Obama y George Bush. De hecho la mayoría de estos cables son de entre 2007 y principios del año actual, e incluyen un año entero de Obama en la presidencia. Lo que hemos visto hasta ahora indica que no se puede diferenciar el uno del otro”. Desolador.
Yendo a lo publicado sobre Marruecos, nos encontramos con esta evidencia: “Los estadounidenses siguen con interés la agenda internacional de El Elíseo: su nueva política africana, su interés por agradar al rey de Marruecos, mediante el apoyo expreso al plan de autonomía de Rabat para el Sahara Occidental, o su empeño en hacer negocios con Arabia Saudita”. Lo que dicen estos papeles del Departamento de Estado nos indican que si España no trabaja con Francia y los Estados Unidos la situación del Sahara, nada va a lograr el Polisario. Y Zapatero, en estos años no ha hecho absolutamente nada. De ahí que Jáuregui, que todavía no ha dimitido, le otorgaba a Marruecos la soberanía sobre la antigua colonia española.
El problema del gobierno español no es Al Qaeda, porque si así fuera lo sería de toda Europa. Tampoco lo es la inmigración marroquí. El problema de fondo, del que no se habla, tiene dos nombres: Ceuta y Melilla, y un gran chantajeador: Mohamed VI. Eso es lo que decía Bobbio cuando se refería a los poderes invisibles y a los secretos de estado.
Ante eso, la política del gobierno Zapatero durante estos siete años de mandato ha sido que­rer acariciar al tigre, hacerle la manicura, apostar por Marruecos. Pero al tigre no se le puede hacer la manicura. Tarde o temprano te dará un zarpazo. Lo que debería haber hecho en estos años Zapatero habría sido poner este asunto como prioridad de su agenda y haberlo trabajado con el gobierno francés, gran responsable de todo, y con el gobierno norteamericano, que en un pis pas, solucionó en su día el contencioso de la Isla Perejil. Pero no lo ha hecho, se ha entregado de pies y manos al rey de Marruecos al que sus súbditos besan todavía las manos y se ha llevado las manos a la cabeza ante una situación que, o se aborda con criterios de solución, o se envenenará gravemente y tarde o temprano nos pillará a todos.
Finalmente en relación al sufrido pueblo saharaui Zapatero se ha olvidado de algo primordial en política y que lo verbalizó Maya Angelou: «He aprendido que la gente olvidará lo que digas, olvidará lo que hagas, pero nunca olvidará lo que le hagas sentir». Y, el valiente pueblo saharaui lo que ha sentido estos días, solo ha sido abandono y desprecio. Y eso, pasa factura.
Tags : #SaharaOccidental #Polisario #Marruecos #España #PotenciaAdministradora #Descolonización

Al Sr Pablo Iglesias y otr@s

Pablo Iglesias se ha despachado en el programa Al Rojo Vivo al más puro estilo «casta» intentando ante una incómoda pregunta en relación al conflicto del Sáhara Occidental mantener una pretendida posición de equidistancia y neutralidad, no ser carne ni pescado, en la línea de la que viene manteniendo el Ministerio de Relaciones Exteriores, posición que desde luego cuando hay un agredido y un agresor siempre beneficia a este último aunque se quiera disimular. Ha dicho que su inútil e innecesario tuit en los días posteriores al inicio de la ruptura al alto el fuego no era un posicionamiento a favor del Pueblo Saharaui, pero sí eso ya lo sabíamos todos a excepción de aquellos que le bailan el agua para lo bueno y lo malo, es lo que se llama fe ciega en el líder o timonel. 

Efectivamente no miente porque no se ha posicionado ya que lo único que hizo en el citado tuit, cuando presentía que tarde o temprano le iba a llegar al cogote el aliento de la sociedad española solidaria con la justa causa del Pueblo Saharaui, fue salir al paso haciendo referencia literal a un extracto de una resolución del Consejo de Seguridad de NNUU en el sentido de que la solución definitiva al conflicto pasa por que «se le permita al Pueblo Saharaui expresarse libremente a través de la convocatoria y celebración de un referéndum de autodeterminación» , pero si esto incluso lo podría suscribir la propia ministra de Relaciones Exteriores, poco sospechosa de ser amiga del Pueblo Saharaui y su justa causa, podría hacerlo simple y llanamente porque figura en la citada resolución y sería contrario al derecho internacional no reconocerlo. 
Pero lo que sí es exigible al Sr. Pablo Iglesias que cuando estaba en la oposición hacía mención un día sí y otro también a que tanto él como su partido siempre situarían los principios por encima de cualquier otro interés haciendo suyo el mensaje de que otro tipo de política era posible y necesaria en este país, es que sea consecuente con los mismos en lo que se refiere a los derechos que en este caso concreto asisten al Pueblo Saharaui y, en ese sentido, ponga distancia con el ministerio de Relaciones Exteriores y la presidencia del gobierno condenando públicamente el intento de agresión del ejército marroquí a población civil saharaui con la consiguiente responsabilidad del Reino de Marruecos en la ruptura del alto el fuego, haga mención expresa al derecho que asiste al Pueblo Saharaui a la libre determinación e independencia mediante la convocatoria y celebración de un referéndum, transparente, libre, verificable e imparcial, inste al gobierno a que asuma sin ambages la condición de España como Potencia administradora del territorio que todavía sigue ostentando a día de hoy según la legalidad internacional y que, en ese sentido, proceda a encabezar ante los organismos internacionales una posición firme y digna en defensa de los derechos legítimos que asisten al Pueblo Saharaui. 
Esta sí sería una posición política y valiente que estaría en consonancia con lo que dice ser sus principios y sobretodo con lo que opina y defiende la mayoría de la sociedad española a la que pretende representar, si no se atreve a hacerlo como Vicepresidente del Gobierno, al menos tenga el coraje de hacerlo como secretario general de su partido. 
Esto no concierne solamente a Pablo Iglesias sino que se lo pueden ir aplicando también el resto de ministros y ministras del llamado ala «progresista» de este gobierno. En ese momento muchos empezaremos a creer en el sí se puede y que otra forma de hacer política es posible, lo demás es vender humo a quien lo quiera comprar.
Alberto Suárez Montiel
Fuente : Facebook
#Algérie #Polisario #Maroc #SaharaOccidental #WesternSahara #PabloIglesias #UnidasPodemos

El constante desafío marroquí

Para ejercer la soberanía sobre un territorio no hay que pedir permiso, hay que hacerla visible. Ceutíes y melillenses lo hacen a diario

Por mucho que los Gobiernos de ambas orillas del estrecho pregonen concordia, entendimiento e incluso hermandad, lo cierto es que ninguna de esas tres cosas ha existido jamás. La relación entre España y Marruecos es la de un conflicto permanente. A pesar de su cercanía geográfica, entre ambos países se abre un abismo cultural y económico. El PIB español, similar al de Australia o Corea del Sur, es diez veces mayor que el de Marruecos, un país extenso, pero con una economía que es la mitad que la portuguesa. En pocos lugares del mundo hay un salto de renta per capita tan brutal como entre la frontera terrestre de Marruecos con Ceuta y Melilla.

Eso en la parte económica. En la cultural la distancia es aún mayor. Marroquíes y españoles hablamos idiomas muy diferentes, ellos una variedad del árabe y diversos dialectos bereberes y nosotros un conjunto de lenguas romances derivadas del latín. La religión predominante en Marruecos es el islam sunní, en España el cristianismo católico. El factor religioso impregna toda la cultura marroquí, algo similar a lo que sucede en España con el catolicismo, con la diferencia de el nuestro es un país muy secularizado.
Los sistemas políticos también difieren sustancialmente a pesar de que, a la cabeza de ambos, se encuentra un monarca. Marruecos no es propiamente una dictadura, pero tampoco una democracia. Es un régimen híbrido que toma elementos de las dos. En el Democracy Index de 2019 Marruecos figura en el puesto 96 entre Tanzania y Benin. España en el puesto 16 empatada con Austria.
Ignorar África
Son, como vemos, dos países muy cercanos en el espacio, pero alejados en todo lo demás. La proximidad geográfica les obliga a entenderse, más aún cuando de por medio hay un desencuentro centenario y muchas heridas, algunas sólo a medio cicatrizar. Para España, Marruecos es esencialmente un incordio, uno de esos vecinos incómodos a los que hay que aguantar. La política exterior española siempre ignoró al continente africano a pesar de tenerlo debajo. Esto es así desde siempre o, al menos, desde que en el siglo XVI se sustituyó la empresa africana por la americana. Tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898 los gobiernos españoles trataron de reenfocarse en África, pero sin demasiada fortuna. El protectorado del Rif y las colonias del Sahara y el Sidi Ifni no trajeron más que guerras, gastos y dolores de cabeza.
Para Marruecos, España es simplemente un estorbo que se interpone entre las ambiciones de los sucesivos sultanes y su objetivo último de convertirse en la gran potencia del África noroccidental. Los roces entre ambos países son una constante desde que en 1956 el sultanato accediese a la independencia plena tras un acuerdo con Francia y España, que mantenían sendos protectorados en el territorio. Desde entonces lo normal ha sido el enfrentamiento y no la concordia. Hubo problemas en el Ifni, en el territorio de Cabo Juby, en el Sahara y hasta en el diminuto islote de Perejil, ubicado en el estrecho a corta distancia de Ceuta.
Marruecos ambiciona de manera explícita dos ciudades españolas y, de un modo mucho más discreto, el archipiélago canario, cuya vinculación histórica y cultural con Marruecos es nula
Con ningún otro país España ha tenido tantas desavenencias como con Marruecos en el último siglo. La táctica de los Gobiernos españoles ha sido la de ceder y apaciguar, algo que podría tener sentido si las demandas marroquíes se hubiesen agotado en la reclamación del Sahara. Pero no es así. Marruecos ambiciona de manera explícita dos ciudades españolas y, de un modo mucho más discreto, el archipiélago canario, cuya vinculación histórica y cultural con Marruecos es nula. Simplemente se da la circunstancia de que la costa oriental de Fuerteventura se encuentra a cien kilómetros de la de Marruecos. Para muchos en Rabat eso es motivo más que sobrado para sustentar una reclamación que no tiene ni pies ni cabeza, pero que encaja con lo que se ha dado en llamar Gran Marruecos, algo que les ha ocasionado numerosos enfrentamientos con Argelia que se sustanciaron en la guerra de las arenas del 62 y en el posterior cierre de la frontera.
Marruecos no oculta a nadie su plan y cuida muy mucho sus alianzas internacionales. Francia y Estados Unidos son sus protectores. Para los primeros Marruecos es el premio de consolación frente a una Argelia que se volvió contra la metrópoli tras la independencia. Para los segundos se trata de un peón muy útil en una región conflictiva.
Ceuta y Melilla
No hay nada personal contra España, sólo son negocios. Y eso mismo, negocios, es lo que no se le ha dado bien a ningún Gobierno español en lo relativo a Marruecos. Ciudades como Ceuta y Melilla, no digamos ya las Canarias, no deberían ser objeto ni de debate. Su españolidad se justifica conociendo la historia de ambos enclaves y por la voluntad manifiesta de sus habitantes. No son un territorio en disputa tal y como la diplomacia marroquí hace ver en los foros internacionales cada vez que tiene oportunidad. Tampoco son una colonia y nunca lo fueron.
En el caso de Ceuta, la soberanía española data de 1580. Antes de eso la ciudad fue portuguesa durante casi dos siglos. Melilla, por su parte, fue fundada por un hidalgo castellano, Pedro de Estopiñán, en 1497. Ambas ciudades siempre formaron parte integral de España. Primero como concejos castellanos, luego como municipios y finalmente como ciudades autónomas. Entre las dos envían a Madrid cuatro senadores y un par de diputados. Simplemente no hay diferencias entre Ceuta o Melilla y cualquier otra ciudad de España. Que un país extranjero reclame su soberanía es como si reclamase la de Cartagena, La Coruña o el puerto de Pasajes.
Algo tan elemental debería hacerlo ver el Gobierno para contrarrestar la insistente propaganda marroquí que, de un par de años a esta parte, se ha transformado en hostigamiento abierto en la frontera modulando a placer la válvula migratoria y prohibiendo el tráfico de mercancías por los pasos fronterizos con intención de estrangular económicamente a ambas ciudades.
Quizá sea el momento idóneo para plantearse no la soberanía de ambas plazas, pero si los problemas que arrastran desde hace demasiado tiempo sin que en Madrid nadie se atreva a intervenir por miedo a incomodar al sultán. Para ejercer la soberanía sobre un territorio no hay que pedir permiso, hay que hacerla visible. Ceutíes y melillenses lo hacen a diario sin que nadie en Moncloa quiera darse por enterado.
Voz Populi, 27 dic 2020
#Marruecos #España #Ceuta #Melilla #SaharaOccidental

Argelia y Túnez prohibieron al avión israelí que se dirigía a Marruecos atravesar su espacio aéreo

Argelia y Túnez prohibieron que un avión israelí que realizaba el primer vuelo directo desde Tel Aviv a la capital de Marruecos utilizara sus espacios aéreos respectivos.

El sitio web panárabe de noticias y comentarios Al Masdar News citó a Nessma TV de Túnez para informar del hecho el miércoles.
La televisión dijo que después de enfrentar la prohibición, el avión, que también había sido abordado por algunos funcionarios estadounidenses, incluido el yerno y máximo asesor del presidente de EEUU, Donald Trump, Jared Kushner, se vio obligado a tomar “una ruta norte que pasa por el Mar Mediterráneo”.
La ruta alternativa, agregó, llevó al avión a través de los espacios aéreos griego, italiano y español antes de que pudiera aterrizar en Rabat.
El sitio web de Argelia An Nahar también rechazó enérgicamente las acusaciones de que el país había dejado que el avión cruzara su espacio aéreo. “Partes rencorosas y engañosas difundieron noticias falsas sobre el paso del avión sionista por el espacio aéreo argelino”, escribió.
Marruecos ha sido el último país en aceptar la normalización con el régimen israelí promovida por la administración Trump desde hace unos meses. Los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Sudán han aceptado también normalizar sus relaciones con Tel Aviv con el que ya tenían vínculos desde hace muchos años.
Estos acuerdos con el régimen israelí han sido denunciados con vehemencia por los palestinos y sus partidarios, quienes los consideran una puñalada en la espalda de la nación ocupada y su lucha contra la ocupación.
Mientras tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Túnez confirmó en un comunicado que todos los “rumores que circulan sobre la supuesta intención de Túnez de normalizar las relaciones con Israel son infundados”, señalando que esta posición “no se verá afectada por los cambios internacionales”.
Source: Press TV

El PSOE pone a Laya en el punto de mira por su chapucera política exterior

La ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, está en el punto de mira de los conservadores socialistas. Son ya muchas decisiones chapuceras las que han llevado a la socialista a estar en una situación comprometida. Evidentemente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no abrirá una fisura en su Ejecutivo expulsando a una ministra, pero en Ferraz tienen muy asumido que Laya, al igual que otros miembros del Consejo de Ministros, está en la rampa de salida por haberse convertido en la representante de Exteriores más laxa a la que países como Marruecos se le han subido a las barbas con afirmaciones como que Ceuta y Melilla son de su soberanía.

Hay tensión con Marruecos, sí. Lo cierto es que las afirmaciones del primer ministro marroquí, Saadedin al Othman en las que aseguraba que “hay que arreglar definitivamente el conflicto del Sáhara” y que entonces “llegará el día de reabrir el asunto de Ceuta y Melilla” para después asegurar que estas dos ciudades autónomas españolas son en realidad de soberanía marroquí han sentado mal en el Gobierno. Pero es que no es la primera vez que pasa algo así y Laya responde con una total sumisión y con poca contundencia. No hay que olvidar que esto se produce en un momento en el que Marruecos ha reforzado sus relaciones con Estados Unidos e incluso Donald Trump, el presidente del país, ha reconocido la soberanía del rey Mohammed VI sobre el territorio del Sáhara Occidental. Ha tenido que salir la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, para decir que “no hay nada que discutir. Ceuta y Melilla son españolas”.
Hemos tenido que escuchar en boca de la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, quien ha trasladado a la embajadora que el Ejecutivo “espera de todos sus socios respeto a la soberanía e integridad territorial” de España. Pero esta provocación de Marruecos, como la de delimitar sus aguas e invadir parte de las Islas Canarias, se están repitiendo de forma frecuente desde el mismo momento en que Laya entró al poder. Y no parece que la ministra haya reaccionado, pues Marruecos sigue en sus trece.
“Volveremos a tratar el tema de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes”, ha comentado el primer ministro de Marruecos, Saadedin al Othman. Pero el tema es que en marzo de 2020, el país vecino ya se vino arriba restableciendo sus fronteras marítimas e invadiendo parte de las islas Canarias. Marruecos publicó en su Boletín Oficial dos leyes aprobadas durante el mes de enero en las que extendía su frontera marítima hacia España y el Sáhara Occidental e incluían en su nueva delimitación aguas solicitadas por nuestro país en el territorio del sur de Canarias.
Ante esto, la respuesta de Exteriores fue prácticamente nula, más lejos de expresar su malestar por el hecho de que Marruecos aprobara dos leyes con las que se apropiaba territorio marítimo que debería pertenecer a las islas Canarias. Pero una vez más Laya no hizo nada, permitiendo que el país vecino siguiera esa política exterior agresiva con nuestro país.
Otras de las chapuceras gestiones de Laya se vio en Turquía, en plena pandemia. España se gastó una millonada en comprar respiradores para responder a las consecuencias de la pandemia, sin embargo, cuando este material que venía en avión hizo una parada en Turquía, el país decidió retener y apropiarse el contenido comprado por el Gobierno. Laya, una vez más respondió de forma tímida, aunque poco después consiguieron que el avión despegara destino España y llegara.
Lo de Laya en Ferraz ha sido un goteo intolerable. Marruecos ha apretado el acelerador en sus relaciones internacionales y ha aprovechado un filón que ha abierto Trump para mejorar el trato con EE UU. Y esto les ha llevado a situaciones como a, por ejemplo, convertir a España en un don nadie de cara al debate sobre la soberanía en el Sáhara Occidental. Trump reconoció la de Marruecos sobre este territorio hace décadas de soberanía española y esto ha envalentonado a Mohammed VI hasta el punto de de decir en boca de su primer ministro que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son marroquíes y que habrá que tratar este asunto en algún momento. Vamos, un Gibraltar africano.
LO MISMO QUE A ROBLES
La clave ahora es cómo acabar políticamente con Laya. Sánchez considera que si abre el melón de las dimisiones en el Consejo dará la imagen de un Gobierno incompetente y débil. Esto hace que los que tienen la marca no renovarán con toda seguridad de cara a las próximas elecciones, en caso de que Sánchez obtenga la mayoría suficiente como para seguir al frente del Ejecutivo. El problema es que el presidente ya lo tiene claro, especialmente con Margarita Robles, la ministra de Defensa, a la que, si pudiera, apartaría casi con toda seguridad de las Fuerzas Armadas para echarla del Gobierno, y más tras conocer que es la ministra más valorada de todo el Gobierno, por encima incluso del propio presidente.
Laya y Robles son dos diputadas que ocupan cargos al frente de ministerios de Estado que no han estado a la altura de las expectativas, según el criterio de los conservadores en Ferraz. Robles está en la rampa de salida desde hace semanas por motivos ajenos a su gestión, sin embargo, Laya se lo ha ganado a pulso por su política exterior y su actitud tan permisiva y laxa con los ataques de otros países como Turquía o Marruecos.
Ahora, de momento, Laya tiene tiempo de reaccionar con estos años por delante, sin embargo, no parece que Marruecos se vaya a echar atrás en sus declaraciones, por lo que tendrá que mostrar su actitud más dura y más inteligente para conseguir que el país vecino ceda. Esta presión de la nación africana también se nota a nivel migratorio, cuando han abierto las fronteras. Pero lo más esperado desde Ferraz es que Laya no reaccione, pues no tiene “instinto político” para abordar estas complejas relaciones diplomáticas.
Con Robles y Laya fuera, se abre una dura batalla entre los socialistas por ocupar dos de los ministerios más jugosos de todo el Gobierno. Sin embargo, habrá que esperar a 2023, tal y como aseguran fuentes de Ferraz, para ver cambios sustanciales, pues Sánchez no quiere mostrar debilidad. Y más cuando se sospecha que pretende darle la patada a Unidas Podemos tan pronto como pueda.
Moncloa, 26 dic 2020
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Sahara Occidental : La fragua del incumplimiento del Derecho Internacional

«El propósito del Sáhara Occidental de elegir su destino, tal y como tiene reconocido por el Derecho Internacional, se diluye en su imposibilidad de cumplimiento porque este conflicto se está reduciendo a dos partes enfrentadas directamente, cuando la libre determinación de los pueblos es algo que incumbe a la Comunidad Internacional en su conjunto. Es una conquista social y jurídica global»

Carlos Gil Gandía 25.12.2020 | 20:49
El titular es, desde luego, escoradamente intencionado. La Carta de las Naciones Unidas (1945) instauró las bases, junto con otros instrumentos internacionales posteriores, de una nueva legalidad internacional. Dos de los hijos de esta legalidad son el proceso descolonizador y el derecho a la libre determinación de los pueblos que nacían con su positivación para hacer frente a la conciencia colonizadora de las grandes potencias. Hijos que han crecido con buena salud, aunque, en ciertas ocasiones, el fariseo, eufórico de su autoafirmación de dominación, no ha permitido que crezcan en determinados territorios y poblaciones. Es el caso del conflicto del Sáhara Occidental, cuya descolonización se podría calificar de malograda y frustrante para la población saharaui ?vulnerando su derecho a la libre determinación? pero grata para la potencia militar ocupante (Marruecos) desde 1975.
¿Qué ocurrió en 1975? España ?potencia (todavía) administradora del Sáhara Occidental y, por ende, garante de defender los derechos e intereses de la población del territorio? abandonó a su suerte a los saharauis con la consecuencia de la ocupación militar de Mauritania (renunció en 1979 al territorio) y Marruecos, que lo ocupa militarmente desde la citada fecha. En 1991 se llegó a un alto el fuego entre el reino alauita y el Frente PPolisario (reconocido por la ONU como representante legítimo del pueblo saharaui). A partir de entonces han fracasado los diversos intentos de acuerdos de paz y la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental, cuyo cóctel ha supuesto el quebrantamiento del alto el fuego por Marruecos el 13 de noviembre de 2020.
¿Por qué España no ha defendido de forma inequívoca la celebración de un referéndum justo, libre e imparcial sobre la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental? ¿Por qué la UE tiene la intención, en parte, de negociar con Marruecos los recursos naturales del territorio saharaui, lo que podría suponer un incumplimiento de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE? ¿Por qué han fracasado todas las misiones de la ONU? ¿Por qué Francia y EE UU apoyan abiertamente la ocupación ilegal de Marruecos? Hay una respuesta clara y precisa a estas preguntas: los cheques al portador extendidos por el reino alauita (con diferentes nombres en los últimos cuarenta años: Corleone, después Soprano y ahora Peaky Blinders) desde la perspectiva geoestratégica, económica, extorsionadora? De estos polvos el lodo del fracaso del proceso descolonizador del Sáhara Occidental.
La soberbia imperial de Marruecos se ampara en la identidad antagonista en la lucha por la conquista con el consentimiento de sus senescales, tanto en el contra quién (pueblo y territorio saharauis), como el contra qué (Derecho internacional, y particularmente, derecho a la libre determinación de los pueblos, que para Marruecos todavía se asienta en pies de barro o, acaso, es una pesadilla) para, de este modo, sentirse único y legítimo y verdadero dueño del Sáhara Occidental.
Uno de los dramas más patéticos del ser humano, y en este caso de los Estados, es el abismo que suele mediar entre el propósito y el cumplimiento. El propósito del Sáhara Occidental de elegir su destino, tal y como tiene reconocido por el Derecho Internacional, se diluye en su imposibilidad de cumplimiento porque este conflicto se está reduciendo (si acaso no se ha reducido ya) a dos partes enfrentadas directamente, cuando la libre determinación de los pueblos es algo que incumbe a la Comunidad Internacional en su conjunto. Es una conquista social y jurídica global.
Así las cosas, no es descabellado que el Frente Polisario se arroje al uso de la fuerza para defenderse frente a la actuación marroquí. Además, tiene derecho a usarla de conformidad con el derecho aplicable (Derecho Internacional). No obstante, esta columna defiende la solución pacífica, pero se entiende que la paciencia tiene un límite.
La solución del conflicto de conformidad con el Derecho Internacional no parece cercana después de cuatro décadas, porque Marruecos ni está ni se le espera en este sentido, ya que su única solución es la del poder del fusil.
La defensa de la libre determinación de los pueblos nos corresponde a todos, porque es un bien común que se debe defender. Frente al olvido de la población saharaui por los diversos Gobiernos españoles (solo se la recuerda en la oposición o en determinadas conferencias dadas por sus señorías, esto es, a través de la mera retórica con luces de Navidad), creo que la Academia debería de nuevo (lo hizo en 2003 con más de 150 firmantes) de pronunciase sobre esta cuestión, siguiendo la razón vital de Zambrano ante hechos en los que no cabe neutralidad, aunque sí objetividad. Si no es así, cabe preguntarse: el derecho fundamental a libre determinación y el proceso descolonizar ¿para qué?
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Sahara Occidental : LA JUGADA y el Nobel de los negocios.

El engaño del siglo. 

Marruecos, USA, Israel y EAU Emiratos(el intermediario).
Hace semanas el agua se caló cotizado en la bolsa y pronto veremos los desechos de vapor de agua o ácido carbónico incluso el « humo de un cigarrillo » ¿QUIEN SABE?, como ya nada es extraño.
Marruecos no es más que un victima de sus bochornosos actos políticos de nerviosismo para convertir un sueño de medio siglo en realidad, pero los sueños no son mas que sueños y la realidad siempre se asome cuando abrimos los ojos. 
En una jugada política siempre habrá quien gana y quien pierde o aquellos que simplemente participan para ocupar protagonismo y estos también son perdedores. 
Para entender esta maniobra política es necesario entender la mentalidad de DONALD TRUMP conocido hombre de negocios antes de llegar a la Casa Blanca y es conocido por su Capacidad de negocio, heredada de su abuelo Frederick Trump hombre de negocios alemán-estadounidense « patriarca de la familia Trump ».
Marruecos no se ha detenido a pensar que ningún ser, estado o nación con una mente política capaz de ver la realidad puede aceptar que se le regala algo que él mismo creer en sus sueños que es suyo, como mismo regala un bien tal apreciado como cualidad humana la *identidad* y la dignidad de pertenecer un grupo social o religión.
Palestina la otra carta de la mesa, junto a sahara Occidental. Dos causas justas intangibles y plasmadas dentro del derecho internacional.
Marruecos perdió la jugada porque no es más que una pieza en el negocio de Trump y sus yernos israelíes, mientras el sahara seguirá como uno de los territorios no autónomos en las ONU. Que tarde o temprano hará templar los cimientos de la monarquía marroquí. 
DONALD vendió un TWITTER algo nunca visto en la historia de los negocios y menos en la política por eso merece el premio Nobel de economía y ser valorado como el mejor político capaz de vender humo a los mediocres, dispuestos a entregarle su identidad y junto a ella la dignidad árabe que hoy día su valor en los mercados es la quiebra. 
Y cada cual saca sus conclusiones.
Louali Bentaleb

El Sahara Occidental, la última colonia africana

El presidente Donald Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, desconociendo un conflicto que desde 1975 ha dejado miles de desplazados.

Maria Paula Triviño Salazar
Junto a Guinea Ecuatorial, el Sahara Occidental es la única región de África donde se habla español y esta diferencia idiomática es tan solo una de las que alejan a este país de Marruecos, del que busca independizarse desde 1975.
En noviembre de ese año, Marruecos llevó a cabo la Marcha Verde, una invitación del entonces rey Hasán II para recuperar los territorios del Sahara ocupados por España desde la colonización europea. A las filas de más de 350.000 civiles marroquíes, se unieron 25.000 soldados marroquíes y españoles, y lo que sería una marcha pacífica terminó convertido en un genocidio contra la comunidad saharahui en el Sahara Occidental.
La Corte Internacional de Justicia de La Haya dictaminó ese mismo año que Marruecos no tiene ningún vínculo de soberanía territorial sobre esta región, pero aún hoy sigue usando la fuerza para lograr controlar al Sahara Occidental. Al mismo tiempo, el Frente Polisario, el movimiento de liberación nacional, formó en la ciudad argelina de Tinduf un Gobierno en el exilio de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática, que actualmente es reconocida como un Estado por 84 países del mundo.
¿Cuál es la importancia estratégica del Sahara Occidental?
El pasado 14 de noviembre, la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática rompió un alto al fuego con Marruecos debido a los graves problemas que enfrenta la región del Sahara Occidental por la presión económica y militar marroquí.
Desde la década de los ochenta, Marruecos ha construido seis muros en medio del Sahara Occidental y el más largo es el de 2700 km que atraviesa toda la región, dividiéndola entre la Franja Oeste administrada por Marruecos y la Franja Este controlada por el Frente Polisario. Estos muros no solo dividieron a las familias saharauis desde hace más de tres décadas, sino que se convirtieron en fronteras plagadas de minas antipersona. El Pentágono calcula que en el Sahara Occidental hay más de siete millones de minas sembradas, lo que lo convierte en uno de los lugares más minados del planeta.
A esto se suma el hecho de que en noviembre, Emiratos Árabes Unidos abrió un consulado en El Aaiún (capital del Sahara Occidental) y reconoció el ‘marroquismo’ del Sahara Occidental. Lo mismo hizo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el 10 de diciembre cuando reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental y anunció la normalización de las relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel.
Ubicado al sur de Marruecos en todo el extremo occidental de África, el Sahara Occidental tiene casi la extensión del Reino Unido y cuenta con medio millón de habitantes, casi la mitad de ellos nómadas saharauis.
Desde el siglo XVIII fue una ruta de comercio entre Marruecos y Mali y su posición privilegiada frente a las costas del Océano Atlántico la llevó a convertirse en uno de los centros de pesca más importantes de la región. Con la colonización europea en África, España llegó a reclamar el territorio en 1884.
Hoy, el Sahara Occidental es el más grande de los 17 territorios no autónomos reconocidos actualmente por el Comité Especial de Descolonización de la ONU, mientras que ese mismo organismo avala que el Sahara Occidental no es de Marruecos y sigue siendo administrado por España.
Para Marruecos, tener controlado al Sahara Occidental no es solo una cuestión de dominio en el Magreb, sino también de asegurar importantes yacimientos de petróleo y fosfato. Precisamente este último mineral, esencial para la producción de fertilizantes, representa el 20% de las exportaciones de Marruecos, que junto a China y Estados Unidos acapara la mayor parte de la oferta mundial. Tan solo la mina de Khouribga, la explotación de fosfatos a cielo abierto más grande del mundo, produce 35.000 millones de toneladas del mineral al año.
Además, Marruecos está construyendo una carretera que atraviesa todo el Sahara Occidental -incluidos los muros que había construido-, ya que este es su único paso al resto de África, debido a las disputas fronterizas que tiene con su vecino Argelia.
El papel de España en el conflicto
En 2018, cientos de saharauis y ciudadanos españoles se tomaron las calles de Madrid para pedirle al Gobierno español que completara la descolonización sobre el Sahara Occidental, en un proceso de reclamo de independencia que inició en 1967 cuando la ONU le pidió a España retirarse de la región.
A comienzos de la década de 1970 y ante los deseos de Marruecos y Mauritania de anexionarse el territorio, el Gobierno español redactó un borrador de estatuto de autonomía y creó en 1974 el partido proespañol Partido de Unión Nacional Saharaui (PUNS). Sin embargo en 1975, Hasán II, uno de los legitimadores del franquismo en la escena internacional, entendió que el vacío de poder que generaría la muerte de Francisco Franco en España necesitaba un contrapeso.
Después de la mencionada Marcha Verde, se estableció el Acuerdo Tripartito de Madrid de 1975, donde España -ya bajo la gobernanza del rey Juan Carlos I- le cedió la administración del Sahara Occidental a Marruecos y a Mauritania, aunque este último salió del acuerdo en 1979. Para la ONU, este acuerdo fue ilegal ya que no se puede ceder el control de un territorio colonizado a otro país y menos sin la participación de la ciudadanía.
Los saharauis buscan un referendo de autodeterminación desde 1991 después de que fuera avalado por la ONU y acordado tras un alto al fuego entre Marruecos y el Frente Polisario. Sin embargo, España tiene un importante papel que determinaría el futuro de la región.
Después de la decisión de Trump de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aplazó hasta febrero una cumbre bilateral que tenían previsto celebrar en Rabat el 17 de diciembre, y ha insistido en la « centralidad de la ONU » para encontrar una solución al conflicto. Asimismo, aseguró ante el Congreso español que el Gobierno está trabajando con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para el « pronto nombramiento de un enviado especial o mediador » para la región.
Situación humanitaria
Precisamente, desde mayo de 2019, la ONU tiene vacante el puesto que dejó el expresidente alemán Horst Köhler como enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental.
Para varios expertos, el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre esta zona puede ser la gota que faltaba para iniciar un conflicto que parecía dormido.
Por un lado, Arabia Saudita, Jordania y Emiratos Árabes Unidos apoyan a Marruecos; por el otro, el Frente Polisario está buscando reunir a los jóvenes saharauis que tuvieron que huir de la violencia para volver a luchar por la independencia y el reconocimiento de su tierra. Por su parte, Argelia cambió su constitución hace pocas semanas y podría enviar militares al Sahara Occidental en lo que se teme pueda convertirse en un conflicto internacional. Además, este último país ha soportado como ninguno el peso migratorio de los saharauis en campamentos de refugiados constituidos en la frontera con el Sahara Occidental desde hace 30 años, incluso con la primera generación de jóvenes que nunca han pisado su tierra.
En este momento, decenas de familias tienen interpuesta una demanda por el genocidio saharaui a manos del Ejercito marroquí durante la invasión de 1975, gracias al testimonio de varios sobrevivientes y la aparición de fosas comunes en medio del desierto. Sumado a esto, cientos de activistas por la independencia han recibido penas de cadena perpetua y muchos se han enfrentado a graves abusos por parte del Ejército marroquí.
Sin embargo, Europa y Estados Unidos permanecen inertes ante estos problemas. Dentro del acuerdo de normalización de relaciones firmado por Marruecos e Israel, se estableció la apertura de un consulado estadounidense en la ciudad de Dajla en el Sahara Occidental, un punto de donde sale gran parte de los migrantes saharauis hacia la costa española. Y por otra parte, de acuerdo con el Centro de Política Internacional basado en Washington, Marruecos fue el país de Oriente Medio y el norte de África que más armas le compró a Estados Unidos en 2019, seguido de Israel y Arabia Saudita.
La ONU también ha sido criticada por su silencio frente a las violaciones de derechos humanos en el Sahara Occidental y la cada vez más grande ocupación de tierras por parte de colonos marroquíes a quienes su país les garantiza vivienda y en algunos lugares, un subsidio mínimo de desempleo equivalente a EUR 200.
La Minurso, la misión de la ONU en esta región que fue establecida en abril de 1991, tenía el firme propósito de preparar la celebración de un referendo en el que el pueblo saharaui elegiría entre la independencia o la integración con Marruecos. A la fecha no se ha logrado el voto popular.
Incluso, Amnistía Internacional y otras organizaciones han criticado el hecho de que la Minurso sea la única misión internacional que no supervisa la observancia de los derechos humanos.
Fuente : Anadolou, 21.12.2020

#SaharaOccidental #Polisario #WesternSahara #Maroc #Morocco #Marruecos #UnionAfricaine #UA

Sáhara Occidental: «La lucha armada determinará la causa saharaui»

Por Maite Campillo | 22/12/2020 

El Sáhara nunca ha sido marroquí, el reino de Marruecos no podrá justificar que el Sáhara haya formado parte del citado reino alauita.
«El genocidio de los nazis contra los judíos cosechó el odio de todos los pueblos de la tierra. ¿Por qué cree el gobierno de ese país que el mundo será insensible a este macabro genocidio que hoy se está cometiendo contra el pueblo palestino? ¿Acaso se espera que ignore cuánto hay de complicidad por parte del imperio norteamericano en esta desvergonzada masacre?» (Palabras de` Fidel Castro… ¿Podríamos decir esas mismas palabras sobre el pueblo saharaui, décadas de muerte y exilio, sin ningún derecho sobre su tierra?).
“El Sáhara nunca ha sido marroquí, el reino de Marruecos no podrá justificar que el Sáhara haya formado parte del citado reino alauita. A lo largo de la historia, Marruecos nunca envió ningún gobernador marroquí al Sáhara, ni tampoco los saharauis han rendido pleitesía a ningún monarca marroquí” (Mohamed Sidi Brahim Basir) declaración del guerrillero saharaui “desaparecido” asesinado por el Estado español.
Ni olvido ni perdón
Se trata de la necesidad activa con el Sáhara de agarrarme y agarrarte a la tierra al fin, contra la alienación oculta que propagan los grandes medios y empresas de la información para mantener y distorsionar el desierto informativo, de eso se trata en definitiva, de que te veas en mi de que me vea en ti agitando contra el imperialismo macabro de la muerte. De la descolonización del Sáhara estamos hablando. La toma de las armas del pueblo saharaui no es un sueño vano, es lucha de vida dispuesta a morir, para poder vivir. La oligarquía financiera internacional es culpable de sostener el colonialismo sobre el Sahara, más repudiable, especulador y ruin junto con el de Palestina, de los siglo XX y XXI. Sádica avaricia ya que de justicia estoy hablando. De cómo sus tentáculos ocupan todo hasta la mentalidad de Pedro Sánchez (presumible presidente del gobierno de la “España invencible”) deformando la realidad, ocultando los hechos reales, improvisando una cultura de terror, una ideología de ocupación, un pensamiento fascista. 
Es la sombra imperialista de la CIA, del Pentágono y también de la Unión Europea. Es la frivolidad especuladora sin escrúpulos proyectando al mundo un falso poder y dueño apostando por él, el propio gobierno del Estado español junto al fascismo internacional e imperio de las guerras por el mundo aplastando revoluciones. Es la descomposición social sembrada por las dinastías monárquicas hasta nuestros días, como la restaurada en 1874. Son sus aventuras y proyectos propios ajenos a los pueblos apuñalados por la espalda, su demencia, que lejos de paliar el hambre y la atroz miseria (hoy en Marruecos seguido de “España”) genera ambición colonial entre sus tropas, crímenes y ocupaciones que llegan a la desesperación social e impotencia, reforzando entonces, el más desproporcionado cuadro de jefes y oficiales militares repatriados de las últimas colonias del viejo imperio, aprovechando las contradicciones históricas entre los dos grandes imperios colonialistas de Inglaterra y Francia, favoreciendo sus propósitos lanzándose descabelladamente a primeros del siglo XX a la ‘La aventura de África’.
Las campañas de África fueron una escalofriante sangría en lo humano y económico. Dando todo tipo de privilegios y oportunidades a jefes y oficiales vividores del ejército que la monarquía sostenía en Marruecos, ascensos, medallas y medallones además de enriquecerse con su parte del botín colonial institucionalizando la corrupción entre sus incondicionales. Sacrificó decenas de miles de jóvenes de los pueblos dependientes de su descompuesta y corrupta dinastía, y todo, por una causa que solo servía a intereses colonialistas estrechamente ligados a la corona de Alfonso XIII y a las ambiciones puro castrenses de generales, jefes y oficiales del ejército colonial, reaccionarios leales, “los africanistas”: Regulares del Tercio y de la Legión, ‘los gentiles hombres de su majestad’ formándose con todo lo más retrógrado, degradado y sanguinario de la sociedad. Ellos, los preferidos del rey felón, los que ganaban sus galones asesinando por doquier, los Franco, Millán Astray, Sanjurjo, Mola, Goded, Yagüe, Fanjul, Valera, Aranda, Alonso Vega, García Valiño, Muñoz Grandes, Esteban Infantes y otros. Piezas claves consolidando un ejército de casta que había hecho de la rapiña su verdadera profesión, su razón de ser, constituyendo ya el brazo armado de la reacción criminal del fascismo internacional.
Para reprimir la Revolución de Octubre de 1934, en Asturies, las castas reaccionarias en el poder destacan a los generales africanistas en especial a uno de sus hombres fuertes, Francisco Franco, el asesino, el que daría años después un golpe de estado convirtiéndole en uno de los mayores genocidas del mundo junto con Hitler y Mussolini. De lo que se deduce que la reacción oligárquica sí que supo utilizar su brazo armado, no solo para proteger sus intereses en las colonias, sino para reprimir al “propio” pueblo y llegado el momento para encabezar la sublevación fascista, por el contrario, los dirigentes republicanos no alcanzaron a depurar en lo más mínimo, ni siquiera, a revisar la política colonial. A raíz de octubre de 1934, los generales Fanjul, Franco, Goded, Mola, jefes como Aranda, Varela, Yagüe, Moscardó y otros, los fue colocando en puestos claves del ejército el propio jefe fascista José María Gil Robles (al que el pueblo cantaba repitiendo dos veces su nombre con la coletilla musical ¡vete a la mierda!! ¡no pretendas engañar al pueblo trabajador!! así una y otra vez a bombo y platillo en ritmo de desfile cuya canción pasó de abuelos a padres e hijos). Podemos afirmar sin equívoco que el periodo republicano iniciado en 1931, no supuso ventaja ni avances alguno ni para las capas más pobres del pueblo republicano ni para los pueblos de las colonias (Protectorado de Marruecos, Sáhara, Guinea Ecuatorial). Los gobiernos republicanos tanto los de coalición republicano-socialista como los de ‘bienio negro’ prosiguieron la misma política colonial de la monarquía, llevándose a cabo incluso nuevas operaciones militares, como la ocupación de Ifni y parte del Sáhara en 1934. Todas las demandas presentadas a las autoridades republicanas tendentes a mejorar la situación de las poblaciones colonizadas incluso las más moderadas, fueron rechazadas, ninguna de las libertades conquistadas a raíz del 14 de abril de 1931 llegaron más abajo de Tarifa.
Resulta históricamente incomprensible que los gobiernos republicanos y los líderes socialdemócratas (PSOE) no hicieran nada por resolver el problema colonial. Lo que resultó un grave error político-ideológico de gran magnitud fue que al constituirse el Frente Popular, una vez constituido, el conjunto de fuerzas que lo integraron siguieran olvidando que a 17 km de la península, en el norte de Marruecos, el gobierno republicano mantenía bajo su dominio un territorio colonial de 20.000kms cuadrados con una población superior al millón de habitantes. Y que dicho territorio, verdadero nido de buitres, de militares africanistas verdugos del pueblo marroquí constituía la base de operaciones del Tercio, la Legión, los Regulares y las tropas coloniales en general y, por ende, las fuerzas que fueron el principal apoyo militar de la sublevación fascista en gestación (El Frente Popular constituido para cortar el paso al fascismo le dejó a este un campo de operaciones para complotar que resultaría indiscutiblemente decisivo). Merced a esta política de naturaleza social-colonialista dando la espalda a las reivindicaciones nacionalistas de lo más avanzado del pueblo marroquí, una buena parte de este, pasó a ser de inmediato reserva directa de la sublevación. Los militares fascistas se apoderaron de todo el territorio del Protectorado en menos de veinticuatro horas sin apenas resistencia. Así mientras en el Estado español se aplastaba la sublevación en Madrid, Barcelona y la hacía fracasar prácticamente en toda la península, en el Protectorado, los puertos y aeropuertos, las unidades de élite y el material militar quedaban en manos de los sublevados. Se sabe que una delegación nacionalista marroquí se personó en agosto de 1936, entrevistándose con algunos dirigentes del Frente Popular, y con al menos del PSUC, Rafael Vidiella. La delegación marroquí exigía que la República proclamase la independencia del Protectorado, y apoyase con suministro de armas a las fuerzas nacionalistas que estaban dispuestas, si esto se cumplía, a luchar contra el ejército franquista en su propia base militar de partida: Marruecos.
Era evidente que en aquellas circunstancias declarar la independencia de Marruecos significaba oponerse directamente al colonialismo francés, chocar abiertamente con el gobierno socialdemócrata de León Blum “pretendido aliado”, cosa que no iban hacer por su propia voluntad ni los dirigentes socialdemócratas ni los republicanos. ¿Pero y el Partido Comunista? Contaba ya no sólo con la suficiente fuerza e influencia de masas, sino también, con dos ministros en el gobierno del Frente Popular y con otras potentes palancas como para en nombre de la causa común, que era ganar y aplastar el fascismo, haber exigido la declaración de independencia de Marruecos y la renuncia a las colonias. De lo que se deduce que el Frente Popular, especialmente el Partido Comunista como fuerza independiente, por las razones que fueran dieron la espalda dejando el campo libre a los fascistas, quienes hasta entonces y excepto las unidades mercenarias de Regulares, sólo habían logrado reclutar contados jóvenes marroquíes. La República, el Frente Popular, la clase obrera y los campesinos pagaron pronto las consecuencias de ésta política. En 1937 al mando de los facciosos ya había en la Península más de 150.000 mercenarios marroquíes. Hoy, en siglo veintiuno, a las puertas de despedir el 2020 siniestro en pandemia, con tantas o más muertes que en la I Guerra Mundial (nunca sabremos las cifras reales de muertes ocasionadas por el mundo), el gobierno, y especialmente el presidente Pedro Sánchez ni siquiera puede hablar del Sahara, aunque quisiera posicionarse por una solución dialogada, que no lo quiere, Marruecos tomaría todo tipo de represalias que complicaría los sucios negocios durante décadas de las tiranías capitalistas, europea, marroquí, e imperio norteamericano. A Europa no le interesa ni el pueblo saharaui ni el palestino ni ningún pueblo del mundo.
NOTA (histórica)
Para poder entender mejor la acción retrógrada de las democracias en el Estado español, hay que ubicarse en noviembre de 1933, luego de haber sido promulgada la ley de elecciones en la que por medio de diversos mecanismos bajo presión de la burguesía, se violaba y deformaba el valor del voto directo. Se celebran elecciones de diputados a Cortes, debido a lo anterior, y por supuesto, a la división de las izquierdas, y en especial la de la clase obrera que dispersaron así sus votos, obtuvo mayoría la concentración de grupos de derecha que con 3.255.000 votos aproximadamente logran 217 diputados; mientras los grupos de izquierdas al dispersar sus votos con 3.550.000 obtienen sólo 99 diputados, dando paso a lo que se conoce como ‘bienio negro’ (Periodo que va desde la victoria unida de las derechas en las elecciones de noviembre de 1933, hasta que vence el Frente Popular en febrero de 1936). Bienio negro fue el intento de la reacción de tomar el poder “sin guerra”, dicha maniobra comenzó con estas elecciones y la instauración de un gobierno presidido por el crápula encarnado en alimaña y demagogo Alejandro Leroux. Los pasos posteriores a dichas elecciones fue el ir implantando una dictadura de corte fascista por medios “ilegales”, el siguiente fue el gobierno de centro-derecha en 1934, lo que produjo la inmediata reacción de la clase obrera: La Huelga General en todo el Estado, y la acción directa revolucionaria conocida como Revolución de octubre de los mineros en Asturies (Resistieron quince heroicos días antes de ser aplastados a sangre y fuego por los ataques de las tropas coloniales, enviadas por un General, Franco). Tras la ofensiva instalan un periodo de gran represión y agudizamiento de la dictadura fascista con miles de presos políticos y asesinatos, disolución de partidos y sindicatos, etc. Anidando el terreno para que entrase como ministro de Defensa, otro criminal, José María Gil Robles jefe de las derechas. Así se daban los últimos toques a la maniobra de implantar el fascismo en el poder por medios “constitucionales”… ¿No les suena al proceso de «transición democrática´´de imponer la monarquía legada por Franco?
Las contradicciones se agudizan, las derechas se dividen según intereses, entre los que quieren implantar el fascismo en esta forma y los que propugnan por ir ya a la toma violenta del poder. Lo que produjo una crisis política que culminó con un nuevo gobierno centro-derecha disolviendo las Cortes el 4 de enero de 1936, convocando a nuevas elecciones. En ellas las izquierdas a iniciativa del propio Partido Comunista, José Díaz como presidente, acuerdan formar el Frente Popular, y el 16 de febrero de 1936, obtienen la mayoría absoluta en las Cortes con 257 diputados contra 57 del centro y 139 de las derechas poniendo fin al ‘bienio negro’. Las derechas ante la rotunda derrota acuerdan implantar el fascismo cueste lo que cueste. Imponen la violencia. Preparan la sublevación, con el apoyo del nazi-fascismo internacional y miles de mercenarios de las colonias, llevada a cabo unos meses después, lo que vergonzosamente llamaron guerra civil.
(*) Maité Campillo: actriz y directora del Teatro Indoamericano Hatuey.
Rebelión, 22 dic 2020
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