Mois : avril 2016

  • Testimonio : La generación de jóvenes saharauis

    Entre el retorno a la guerra y la continuidad de la no-violencia
    1er avril 2016, par ABDERAHMAN Senia Bachir
    Enero de 2016
    “Sáhara Occidental : al borde de la guerra” es el título de una de mis últimas presentaciones. Estar al borde de la guerra puede no parecer una situación novedosa si tenemos en cuenta que el movimiento de liberación saharaui, el Frente Polisario, amenazó retomar a las armas diversas veces en el pasado. Pero lo que hace la cuestión aún más urgente y diferente a punto de haber decidido usar el tema como título es que, de esa vez, es la generación de jóvenes saharauis que pide la guerra.Joven saharaui acompaña las celebraciones militares por el 33º aniversario de la RASD. Crédito : Laura Daudén. Tifariti, Sáhara Occidental, 2009.
    En una tarde fresca de primavera, nos sentamos en la tienda de mi familia, construida por mi mamá a partir de la anterior, cuando esta se hizo demasiado dilacerada para mantenerse en pié. Irónicamente, nosotros la llamamos de “hotel cinco estrellas”. Mi hermano de 21 años, Chej, se sienta de piernas cruzadas y prepara el atay –el tradicional té saharaui-. Él invitó a algunos de sus amigos para pasar la tarde. Los cuatro jóvenes tienen su edad. Empezamos a discutir el tema de la semana (o debería decir del año) : la caída del mandatario de Egipto, Hosni Mubarak, después de décadas de mandato y las revoluciones árabes. Obviamente también empezamos a hablar sobre el significado de la última revuelta árabe para la juventud de la región. Como de costumbre, toda la discusión recae sobre nuestra realidad, el conflicto en el Sáhara Occidental.
    Chej, que entrena para ser un paracaidista del ejercito, está ahora trabajando para las fuerzas de seguridad saharauis. Él tuvo la suerte de haber estudiado en una de las mejores academias de Argelia por un año y medio. Sus amigos también son bien instruidos. Dahi y Hasana está en el tercer año de la facultad de relaciones internacionales. Los otros dos son compañeros de trabajo de Chej. Los cuatro jóvenes tienen muchas diferencias, pero parecen tener una preocupación en común.
    La mayoría de nosotros discrepa en relación al potencial de las revoluciones que derrocaron a Ben Ali y Mubarak de realmente promocionar cambios en la región. Dahi y Chej creen que llevará tiempo hasta que podamos ver sus reales resultados, mientras que Hasana no cree que ese levante popular va a extirpar las dictaduras en el mundo árabe. Pero todos vemos que las protestas están llevando a la región para nuevas direcciones. Quizá, direcciones que nadie consiguió anticipar antes. ¿Eso significa que estos eventos nos van a afectar en alguna medida ? ¿Podemos ver luz al final del túnel tras cuarenta años viviendo en campamentos de refugiados y como un pueblo dividido ?
    Argumenté que el académico estadunidense Noam Chomsky afirmó durante una entrevista a la BBC que la llamada Primavera Árabe que se extendió por el norte de África y el Oriente Medio desde diciembre de 2010, empezó, de hecho, en el Sáhara Occidental en octubre de 2010, cuando millares de hombres y mujeres saharauis, jóvenes y ancianos viviendo en los territorios ocupados, construyeron un campamento-protesta : Gdeim Izik. Ellos demandaban justicia socio-económica básica, trabajo y acceso a sus recursos naturales. Pero en la madrugada del 8 de noviembre, ellos fueron aplastados por las fuerzas armadas marroquíes y por la policía. Algunos murieron y otros terminaron heridos.
    Chej nos regala la primera taza de té, que decimos ser amarga como la vida. Él dice : “Gdeim Izik fue una vergüenza para el mundo. Fue otro crimen de Marruecos.” De hecho, la comunidad internacional no respondió y, es desnecesario decirlo, las Naciones Unidas fallaron en enviar un equipo de investigación independiente en los días y meses luego después del evento. Hasana reforzó que las personas en los campamentos estaban furiosas por la manera como una de las más grandes protestas pacificas en la historia del Sáhara Occidental fue tratada. “Pero, una vez más, no podemos esperar nada mejor de un régimen tan brutal”, afirma después de una pausa. Si ese es el caso, pienso, ¿entonces, qué podemos esperar como pueblo ?
    Para todos los jóvenes que bebíamos el té, hay apenas una posible solución. “No podemos más esperar hasta que Ban Ki-moon o la Unión Europea decidan sobre nuestro futuro”, afirma Chej con sus ojos fijados en la bandeja del té. Él hace una pausa y, con un tono completamente diferente, afirma : “nosotros tenemos que retomar la lucha armada. Es nuestra única salida ahora mismo. Como se dice en árabe, lo que fue tomado a la fuerza solo puede recuperarse a la fuerza !” El resto del grupo parecía entender totalmente lo que él quería decir pero, para mi, es algo que nadie puede darse el lujo de hacer. Entonces pregunto : “¿tu realmente entiendes lo devastador que sería ?” Dahi sonríe y dice : “claro que no tenemos cualquier posibilidad frente a un ejercito marroquí totalmente equipado y apoyado por Estados Unidos y por Francia. Pero nosotros tenemos la voluntad y la justicia a nuestro lado.”Soldados saharauis reciben a Christopher Ross, enviado especial de la ONU para el conflicto. Crédito : Laura Daudén. Tindouf, Argelia, 2009.
    Llevé algunos minutos para reflexionar sobre lo que aquello realmente significaba. No puedo imaginar perder a más miembros de mi familia. No quiero documentar o escuchar las historias que me contó mi abuela sobre los bombardeos. Sería simplemente desolador tener otra guerra en un país árabe más. Pero para Chej esa es una realidad completamente diferente. Él concluye diciendo : “yo prefiero morir en dignidad y luchando por la libertad que morir una muerte lenta en el medio del desierto argelino sin perspectiva de futuro.”
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    Senia Bachir es refugiada saharaui.
    http://www.ritimo.org/Testimonio-La-generacion-de-jovenes-saharauis
  • El rol de la diplomacia en la lucha por reconocimiento internacional

    Entrevista a Mohamed Zrug, representante del Frente Polisario en Brasil
    1er avril 2016, par DAUDEN Laura
    Enero de 2016
    Mohamed Zrug mal puede caminar por los pasillos del Congreso brasileño, en la capital Brasilia. A cada rato se detiene para saludar a algún asesor o parlamentar conocido. No se trata de falsa simpatía hacia la clase política, sino resultado directo de cinco años de trabajo de sensibilización hacia una causa hasta entonces invisible en el país : el conflicto en el Sáhara Occidental.
    No es un objetivo simbólico o efímero. No alcanzarlo en Brasil y en otras partes del mundo conllevaría, en ultima instancia, a la debilitación de la diplomacia como principal instrumento de la lucha pacífica saharaui. Y el tiempo urge. Son cada vez más contundentes los llamados de la juventud en los campamentos de refugiados para que el Frente Polisario retome las armas.
    Nacido en julio de 1973, año de fundación del Polisario, Zrug tiene en sus manos la tarea de sacar a Brasil de su largo inmovilismo hacia la causa saharaui –diferente de sus vecino latinoamericanos, que en su gran mayoría ya reconocieron a la RASD (República Árabe Saharaui Democrática)-. Para él, Brasil es un actor clave en el escenario internacional y representa la voz de los pueblos del Sur, que grita por un mundo libre del colonialismo.Los colores de la bandera saharaui representan el luto, la sangre y la esperanza. Cuando alcancen la independencia, será invertida de modo que la franja verde sea la primera, no la última. Crédito : Laura Daudén. Tindouf, Argelia, 2009.
    Abogado graduado en Cuba y máster en relaciones internacionales en España, Zrug huyó con su familia del actual territorio ocupado por Marruecos en 1975 y creció en los campamentos de refugiados en Argelia. Las duras condiciones de vida en el desierto parecen haberle enseñado a tener paciencia y esperanza. “Creo que la decisión [de reconocer a la RASD] es inevitable. Tarde o temprano, por su propio peso, por su propia naturaleza, por el lugar que persigue ocupar en el mundo, Brasil va a estar al lado de la causa justa del pueblo saharaui.”
    En esa entrevista, concedida a través de Skype en enero de 2016, pocas semanas antes de la primera visita del secretario-general de la ONU, Ban Ki-moon, al Sáhara Occidental, Mohamed habla de los impactos del terrorismo en la lucha por autodeterminación, de la responsabilidad de Francia en el congelamiento de las negociaciones de paz, de las estrategias políticas de Marruecos y de los movimientos que permitieron que una república sin su territorio original fuera reconocida por más de 80 países, además de la Unión Africana.
    1. ¿Qué representa la diplomacia en la estrategia de lucha del Frente Polisario ?
    Es prácticamente la tarea más fundamental de nuestra lucha y se basa en dos objetivos : primero, lograr reconocimiento internacional a la República Saharaui – y ya hemos logrado que más de 80 Estados la reconozcan, además de la Unión Africana– ; el segundo objetivo es sensibilizar a la opinión publica internacional de ese ultimo caso de colonialismo en África y todo lo que esa situación trae consigo –las violaciones sistemáticas de derechos humanos, el expolio de los recursos naturales– y también, por otra parte, aunar dentro de esa solidaridad ayuda y cooperación a la población refugiada. Ese es un trabajo arduo pero es básico y primordial en un contexto en el que hemos apostado por buscar una solución pacífica.
    2. En los congresos del Frente Polisario se discute mucho el regreso al conflicto armado. ¿Como el aumento de la frustración en la sociedad saharaui impacta el trabajo diplomático ?
    Ese debate va en paralelo al éxito que seamos capaces de lograr en el trabajo diplomático. Hay un sector muy importante de la sociedad saharaui, sobre todo de jóvenes, que sigue poniendo en cuestión la eficacia de este compromiso con la vía pacífica y esa división se acentúa siempre a cada cuatro años, en los congresos del Frente Polisario. Acabamos de salir de uno, en diciembre, y nuevamente la vuelta a la lucha armada fue un tema. En la dirección política del Frente Polisario y en los que estamos trabajando en la diplomacia, eso nos pone mucho más peso porque los resultados que logramos pueden reducir o aumentar la intensidad de ese debate. Por eso nosotros siempre decimos a los gobiernos y a la opinión pública que su apoyo político es una aportación a la paz porque reduce las voces de los saharauis que con toda legitimidad exigen otra forma de lucha (que nosotros creemos que no es la más adecuada actualmente).
    3. Hace unos años, Palestina utilizó la diplomacia para conseguir el status de observador en la ONU, y muchos paralelos se hacen entre los dos conflictos. ¿Por que Palestina goza del reconocimiento institucional de la ONU y las RASD todavía no ? ¿Ese es un objetivo de la diplomacia saharaui ?
    Es un objetivo y en los próximos años debe haber un esfuerzo real y concreto del gobierno saharaui y de sus aliados hacia esa dirección. Lo que siempre se ha alegado por la ONU es que la cuestión saharaui es una cuestión de descolonización que está inscrita en la agenda de la cuarta comisión para descolonización, y que hay un proceso en curso tendente a la realización de un referéndum. Según esa visión, la membresía no cabe hasta que ese proceso no llegue a su fin. Pero esa es una interpretación política, ya que también Palestina es un Estado ocupado por otra potencia extranjera y su pueblo tiene derecho a la autodeterminación.
    Yo creo que tenemos todo el derecho de apostar por esa vía, de buscar lograrla, y se trata de anudar equilibrios internacionales hacia esa dirección. Por eso es básico no solamente el apoyo de los países africanos, que lo hay, sino también del conjunto de los países latino-americanos. Seria una forma de presionar a Marruecos a sentarse nuevamente para negociar de forma seria una salida política al conflicto.
    4. Se verifica una posición muy diferente de la Liga de los Estados Árabes hacia Palestina en relación al conflicto saharaui. Su apoyo al Sáhara es bastante más difuso. ¿Por qué ?
    Yo creo que eso se da por dos elementos : primero, porque desde sus inicios la Liga Árabe y el conjunto de los países africanos hicieron de la causa palestina una causa común. No tanto por el derecho inalienable y legitimo del pueblo palestino a la autodeterminación e independencia, eso es algo evidente, sino por el enfrentamiento permanente con Israel. Ha sido una causa común porque atañe a un tercero, que es Israel. El segundo elemento es que, hasta muy pocos años (y en algunos casos hasta hoy), la Liga Árabe representaba un conjunto de Estados que, en su mayoría, tenían gobiernos de un tinte democrático dudoso, de dictaduras, de monarquías feudales, que se utilizan de su afinidad con la monarquía marroquí para silenciar una causa justa –sobretodo Arabia Saudí-.
    Yo creo que esa realidad, tras la Primavera Árabe, está cambiando muchísimo. Vimos hace dos años que la Liga Árabe habló directamente del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, aunque no lo incluya todavía como tema de agenda. La llegada al poder de nuevas fuerzas democráticas que han surgido de las calles están cambiando y van a cambiar irremediablemente el punto de vista que se tiene desde el mundo árabe hacia la causa saharaui. Hay que hacer una excepción en todo eso del caso argelino. Es un país árabe clave, económica y políticamente, que desde el primer momento apoyó al Frente Polisario y a los refugiados.
    5. ¿Como la guerra en Siria y el crecimiento del Estado Islámico afectan la imagen que se tiene del movimiento de liberación saharaui ?
    Los marroquíes han movido mucho esfuerzo en los últimos años para intentar aprovechar esa realmente triste y lamentable situación en la que está el mundo árabe, pero su intento de ligar la lucha del pueblo saharaui y del Frente Polisario con organizaciones radicales y terroristas ha sido infructuoso. Evidentemente nosotros rechazamos el uso del terrorismo como una forma de lograr fines políticos, sean cuales sean. La lucha del pueblo saharaui ha sido una lucha justa que durante dieciséis años se inscribió dentro del derecho que tienen los pueblos a la lucha armada para lograr sus objetivos, pero nunca hemos recurrido al terrorismo ni a la utilización de civiles.
    De todas formas, es una realidad que nos plantea desafíos. Son realidades muy cercanas a nosotros, por Libia, Túnez y el norte de Mali, y que nos plantean una labor educativa fuerte hacia los jóvenes para que no se vean tentados a alistarse, a simpatizar con ese tipo de movimientos. Es una tarea ardua, permanente y a largo plazo que realizan las familias y Estado saharaui.
    6. Has mencionado el apoyo de la Unión Africana. ¿Que tipos de lazos históricos y sociales hicieron que la causa saharaui fuera tan importante para la UA ?
    Prácticamente todos los países de la UA son fruto de un proceso de descolonización. La cuestión saharaui es importante para los africanos porque la ven desde esa perspectiva. Marruecos fue expulsado de la organización porque, para los africanos, representa ese pasado al no se quiere volver y porque Marruecos no quiso en su momento sentarse en igualdad de condiciones con el Estado saharaui, que los africanos reconocen. Y bueno, hay un compromiso de intangibilidad de las fronteras heredadas del colonialismo y su irrespeto generó dramas muy grandes en África, como los conflictos de Biafra y Catanga.
    7. Desde el 2011, ¿cuales los principales logros que ha conseguido la RASD en Brasil ?
    El principal logro es que hoy el Congreso brasileño está mucho más sensible a la cuestión saharaui, tanto a la necesidad de que Brasil reconozca diplomáticamente el Estado saharaui, después de haberlo hecho con el caso de Palestina, cuanto a la emergencia humanitaria y de derechos humanos en el Sáhara Occidental. Eso se ha manifestado a través de diferentes audiencias que se han dedicado a ese tema y de una resolución tomada por toda la Cámara Federal pidiéndole al gobierno el reconocimiento de la RASD. También creemos que ha habido avances en la visión que tenía el Ejecutivo de Brasil sobre ese tema, inducida por ese activismo creciente de los diputados y de los senadores hacia la cuestión. Y está el tercer logro, para mi más importante, es el activismo de la sociedad civil brasileña, de las ONGs, de personas de a pié, de las universidades. Yo creo que el gobierno toma en cuenta los dos, el Congreso y la sociedad civil, y ambos están avanzando.
    8. ¿Y como analizas el trabajo que hace la diplomacia marroquí, sobretodo junto al gobierno brasileño ?
    Marruecos tiene ahí un lobby muy fuerte. Uno de los temas que utiliza en su favor es el de los fosfatos, cuya procedencia es todavía dudosa. En caso de que se constate, como se ha constatado en otros países y en la Unión Europea, que la procedencia es del Sáhara Occidental, yo creo que pondrá a Brasil en aprietos morales y políticos (y serios). Eso por una parte. Por otra, Marruecos utiliza el lobby de las monarquías árabes que tienen relaciones privilegiadas con Brasil e intenta que intercedan ante instituciones brasileñas para reducir su apoyo, su solidaridad. Y en tercer lugar, utilizan el cuento de las mil y una noches de que Marruecos es moderno, es liberal, no ocupa territorios de nadie, no tiene problemas políticos y todo eso.
    La monarquía utiliza todos esos argumentos para evitar o retardar una decisión que es inevitable. Tarde o temprano, por su propio peso, por su propia naturaleza, por el lugar que persigue ocupar en el mundo, Brasil va a estar al lado de la causa justa del pueblo saharaui, como ha estado siempre en los casos de Angola, Timor o Palestina. Marruecos no tiene más remedio que adaptarse a la realidad.
    Otros países de igual peso de Brasil lo han hecho y siguen manteniendo relaciones normales con Marruecos. Sudáfrica, por ejemplo, o México, desde 1979. Yo creo que Brasil tiene en las manos la posibilidad de marcar la diferencia porque es un país de peso, que quiere un orden internacional diferente, en que no tenga cabida perpetuar situaciones de colonialismo. El conflicto saharaui es producto, entre otras cosas, del equilibrio de fuerzas en el Consejo de Seguridad, que es injusto y que Brasil quiere cambiar. Esa voz del Sur que Brasil quiere representar, en el cual están los latinos, los africanos, tiene un compromiso muy claro y histórico no solo con el pueblo saharaui sino que también con la República Saharaui.
    Brasil apoya el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, pero su posición actual es lamentablemente interpretada y utilizada por Marruecos como si fuera parte de las voces internacionales que no se interesan por el conflicto, que están con el hecho consumado y con el status quo. Marruecos utiliza su inmovilismo y distanciamiento para perpetuar el conflicto.
    9. Ha habido en los últimos años un cambio, desde el punto de vista militar, en la presencia de Francia en conflictos alrededor del mundo, sobretodo en África y Oriente Medio. ¿Esperas una profundización de su posición de apoyo a Marruecos y de intolerancia hacia la causa saharaui ?
    Creo que la posición de Francia está cambiando muy tímidamente, pero a favor, también por los mismos elementos : el papel de la sociedad civil, de la prensa y de su Congreso –que hace un año y medio constituyó por primera vez un grupo dedicado al estudio y al seguimiento de la cuestión saharaui en el que están todas las fuerzas políticas–. Y eso sirve de contrapeso a la tradicional posición del gobierno de Francia en relación a la causa saharaui. También está cambiando por esa posición desafortunada que ha tenido Francia en sustentar regímenes dictatoriales en la región, que luego cayeron como naipes en la Primavera Árabe.
    Pero, hecho este balance, también es cierto que Francia en grandes rasgos no ha cambiado su posición. Sigue siendo el principal avalador de la monarquía marroquí, sobretodo en Naciones Unidas, y el principal entorpecedor del proceso de realización del referéndum. Es un país miembro del Consejo de Seguridad con derecho a veto que no ha permitido que la consulta se realice. Ha estado ahí cubriendo la espalda a cualquier condena internacional a Marruecos por sus violaciones y ha utilizado su peso para que las Naciones Unidas no le de a la Minurso el mandato de supervisión de los derechos humanos.
    10. ¿Qué explica esa posición ?
    Date cuenta que hay una parte de la élite política francesa, que no hace distinción entre izquierda o derecha, que ha estado ligada a la monarquía marroquí en los últimos cuarenta años. Hay una complicidad a nivel personal y corporativo. Esa élite es responsable por el hecho de que no haya fisura en la posición oficial francesa hacia el Sáhara Occidental. Aun así, hay que buscar elementos políticos y históricos menos superficiales detrás de ese hecho. Tenemos que ver la responsabilidad que tuvo Francia en el proceso de descolonización de África de manera general, especialmente en Argelia, de donde fue expulsada tras un proceso cruento de liberación. Luego intentó por todos los medios aferrarse a Marruecos y no permitir el advenimiento de nuevos Estados que no estuviesen en su órbita.
    Francia quiere hacer pagar a los saharauis la factura de su derrota en Argelia. Nosotros con los franceses nunca hemos tenido problema, al revés. Apelamos a su rol de país que es cuna de los derechos humanos, de la democracia. No estamos pidiendo que nos apoyen, sino que no sirvan de encubridores de regímenes que perpetúan de manera grave violaciones sistemáticas de derechos humanos.
    11 ¿Como ves el futuro de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario en Nueva York ?
    Las negociaciones están interrumpidas desde el 2012 porque Marruecos, después de que la ONU rechazó avalar su propuesta de autonomía, se levantó de la mesa y no ha querido más volver. Por tanto, desde ese punto de vista, no hay un proceso de negociación, hay una ruptura. Lo que hace la ONU anualmente es reafirmar su compromiso de respeto a la causa saharaui : el derecho a la autodeterminación. Pero en el terreno no ha habido ningún avance porque Francia, insisto, lo ha impedido.Christopher Ross, enviado especial de la ONU para el conflicto, es aclamado al llegar por primera vez al campamento saharaui de Smara. Crédito : Laura Daudén. Tindouf, Argelia, 2009.
    ¿Esto a qué llevó ? A un nuevo escenario grave de enfrentamiento directo entre Marruecos y las instituciones de las Naciones Unidas. Ese rol de protector de Marruecos que ha ejercido Francia durante muchos años está revirtiéndose en su contra hasta el punto de que, hace dos años, Marruecos retiró la confianza del enviado personal del secretario-general, que a su vez se negó a sustituirlo.
    Esperamos que esa visita prevista de Ban Ki-moon pueda servir para relanzar la búsqueda de una solución pacifica y negociada –que para nosotros debe necesariamente pasar por la realización de un referéndum–. Evidentemente la propuesta de autonomía puede ser incluida en la consulta, pero conjuntamente con otras opciones. Los saharauis, hay que consultarles sobre lo que quieren para su futuro. La independencia es una posibilidad y hay que respetarla.
    Commentaires
    Laura Daudén es periodista y máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos. Es coautora del libro “Ni paz ni guerra : tres décadas de conflicto en el Sáhara Occidental” y trabaja como asesora de comunicación en la ONG brasileña Conectas Derechos Humanos.
  • ¿Cuántos versos hacen falta ?

    1er avril 2016par GALIA Fatima
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que tiemblen los cimientos
    de la injusticia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para convertir en cenizas los fantasmas
    de la injusticia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que reine la justicia en su palacio
    sin injerencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que coronen la verdad en nombre
    de la justicia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que las túnicas negras, abriguen antes
    la razón que el corazón
    sin preferencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la dignidad sea una esencia
    de nuestra existencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la independencia no sea un rehén
    de nuestra ignorancia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que las palomas de la paz posen
    en los tejados de la inocencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    Para que la bandera de la libertad ondee
    con honra y elegancia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que las sentencias de la justicia sean
    el elixir de la conciencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir
    para que los indignados luchen a diario
    con vehemencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir
    para que suenen las campanas de la tolerancia
    desde nuestra infancia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir
    para que el amor sea el aroma
    de nuestra fragancia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir
    para que la felicidad sea la gran
    exigencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la buena convivencia
    no sea una apariencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la violencia en nuestro universo
    no tenga presencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la pobreza no sea
    una herencia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la riqueza no caiga en manos
    de la codicia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la generosidad no sea víctima
    de la avaricia.
    Cuántos versos hacen falta por escribir,
    para que la solidaridad no esté retenida
    por la intransigencia.
    http://www.ritimo.org/Cuantos-versos-hacen-falta
  • Construcción de la identidad saharaui

    La música y la poesía en el Sáhara Occidental
    1er avril 2016, par ROMERO LUQUE Jara
    Enero de 2016
    África es una y muchas a la vez. Cuando nos referimos a cualquier realidad del continente, debemos tomar en consideración tres grandes momentos : 1) la precolonia, construida a través de reinos y etnias ; 2) la colonia, iniciada en el reparto del continente entre las potencias europeas tras la Conferencia de Berlín (1884) ; 3) la postcolonia, desde la década de los 60 con las independencias africanas y el fenómeno de la construcción nacional.
    La “misión civilizadora”, que en su momento justificó la superioridad europea bajo la premisa de la conquista del mundo, aún deja vestigios de un pasado no resuelto : el trazado artificial de fronteras, la dependencia hacia los países industrializados y la deuda externa son fantasmas del pasado que aún sobreviven.
    No es diferente en el Magreb, que incluye Marruecos, Argelia, Túnez, Mauritania y Libia -además del territorio del Sáhara Occidental. Allí conviven árabes con bereberes en un escenario donde encontramos varios dialectos. En ese contexto se inscribe el conflicto en el Sáhara. La lucha de los saharauis por su autodeterminación ha creado tensiones entre las poblaciones mauritana, marroquí y argelina. Un estudio de su realidad pasa por tener en cuenta esas divisiones, pero también las fronteras impuestas desde el reparto de las colonias.“Soledad”. Mujer saharaui en los campamentos de Tindouf. Crédito : Ana Valiños. Tindouf, Argelia.
    Este artículo pretende acercarnos a las manifestaciones culturales y al proceso de construcción de la identidad saharaui a través de la poesía y la música. Siendo conscientes de que esta cultura es mucho menos conocida que la mayoría de las culturas magrebíes, el proceso de búsqueda es una compleja tarea que requiere de una extensa investigación sobre el terreno, ya que la mayoría de sus manifestaciones artísticas residen en la tradición oral. No obstante, rescatamos la labor de investigación que realizan algunas asociaciones, artistas, antropólogos e historiadores.
    Lengua propia
    La tradición literaria del Sáhara se ha ido transmitiendo de generación en generación, una riqueza oral difundida en lengua hassania -variante del árabe que reside en la memoria colectiva del pueblo saharaui-. Según Bahia Awah (2015), escritor, poeta y profesor saharaui, “el hassania se habla en una amplia región del África noroccidental, desde el Sáhara, pasando por Mauritania, sur de Argelia, noroeste de Mali y algunos límites antiguos del Sáhara Occidental antes de 1958, como es el caso de la ciudad marroquí de Tantan”.
    La riqueza consonántica de esta variante dialéctica conserva fonemas del árabe antiguo pero con modificaciones.“Tiene como base el árabe clásico yemení, pero incorpora un sustrato anterior del África negra -el wolof senegalés, y también algo de la lengua znaga de los bereberes-. (…) Además, introduce elementos del español y del francés impuestos por colonizadores de la zona y adaptados al idioma.” (Idem, 2008)
    La poesía saharaui
    Tomando como referencia el trabajo “La poesía saharaui en el nacimiento de la conciencia nacional” (Gimeno et al, 2015), podemos señalar el doble papel que la poesía saharaui ha tenido con respecto a la formación de su identidad para superar divisiones tribales construidas segmentariamente. Los autores reflejan la influencia de poetas y poetisas como portavoces de la transformación, interpretando épicamente las batallas así como el rol de guías que orientaban el camino a seguir por el pueblo en su constante peregrinación por el desierto.
    Es en la década de los años 30, primer período de gestación de la conciencia saharaui como pueblo, en su enfrentamiento con tropas francesas y españolas, los poetas aplaudieron los gazzi, “ejemplo de beligerancia entre marroquíes y saharauis con el fin de defender el territorio frente a extraños”. “El gazzi, propio de la vida beduina, siempre es una expedición guerrera con finalidad económica o política”, afirma López García (2007:314). La labor de los gazzi representaba un desafío hacia tropas percibidas como ilegítimas por el hecho de estar dirigidas por “infieles a la fe musulmana”. Es en esta realidad, según Gimeno y otros (2015), donde los poetas dibujan una futura emancipación colectiva de un pueblo que empezaba a tomar conciencia como tal.
    La segunda etapa, años 50 y 60, es donde la poesía saharaui refleja las contradicciones de la transformación de la vida beduina con la aparición de ciudades y el establecimiento de la colonia.
    “En los años 60, la poesía saharaui juega un papel de vector pedagógico de la sociedad, recoge la confusión y las contradicciones derivadas del nuevo orden y la amenaza a las prácticas culturales beduinas. La poesía señala las acciones de los chivatos y aquellos que traicionan la sociedad. Hay una poesía antes de la revolución y hay una poesía después de la misma.” (Gimeno, 2015)
    Aparecen en escena los poemas dedicados a líderes políticos que reflejan el deseo de autodeterminación, una poesía política que en este momento deja de lado lo lírico o lo amoroso. Una expresión cultural que siente la pérdida geográfica de su territorio y reivindica la lucha por legitimidad.
    El conflicto, la separación del pueblo y el exilio pasan entonces a marcar la producción poética saharaui. Uno de los movimientos más ilustrativos de esa poesía es el que nace con La Generación de la Amistad, grupo constituido en 2005 en Madrid por autores y autoras saharauis en el exilio español, “que ha resultado ser un elemento unificador de una buena cantidad de rasgos comunes” (Idem).
    Bahia Awah, Luali Lehsan, Saleh Abdalahi o Zahra Hasnaui entre otros y otras, conforman el colectivo. Sus miembros tienen un denominador en común : su educación fue en castellano y experimentaron los últimos años del colonialismo español, la invasión y persecución marroquí, la guerra y sus muchos horrores. Todos ellos, exiliados y exiliadas, con una formación entre Cuba y España, presentan una poesía en español con cadencias musicales cubanas y latinoamericanas.
    “Pero tiene el acento y la melodía árabe y bereber. Atmósfera norteafricana mezclada con una tradición árabe de poesía galante y amorosa” (Idem). Es una poesía que refleja la historia de un hombre, una mujer, un niño, una anciana, que se ha visto obligado u obligada a nacer o morir en otra tierra distinta a la suya. Aunque definidores de esa generación de poetas en particular, estos rasgos ya están presentes en la poesía saharaui desde el siglo XV, según Larosi Haidar (2013:363). Son textos recitados y cantados. Desde entonces, música y poesía van de la mano.
    El trabajo de Larosi Haidar nos brinda buenas referencias de las diversas formas y métricas poéticas de la producción saharaui. Él señala que la forma más común y sencilla es la denominada tal’a, que viene precedida de una estrofa de cuatro versos llamada gãf. Estos versos son los taflwãtan, de rima asonante cruzada y con el mismo número de sílabas (los octosílabos y los heptasílabos son los más corrientes). A los dos primeros versos del gãf se les denomina al-magiam y a los dos últimos, al-maga’da. Por ser muy simple, es producida por todos, sean poetas o no [1].
    “El más sublime amor de todas mis amantes
    me ha convertido en Iram de las Columnas”
    (Gãf de Mohamed Salem) [2]
    Según Bahia Awah, la poesía saharaui en hassania sigue siendo oral a pesar del intento en escribirla y archivarla para evitar que desaparezca. “El legado cultural saharaui bebe de la propia memoria de sus habitantes y ha sido conservado a través de personas que se convirtieron en auténticas enciclopedias humanas” (Awah, 2010:208). Aunque el futuro de la tradición oral parece estar dando sus últimos coletazos, Larosi Haidar sostiene que hay ámbitos de la vida cotidiana que no pueden darse fuera de la oralidad, como el cuidado, la crianza o la educación.“Protección y cariño”. Familia en los campamentos saharauis de Tindouf. Crédito : Ana Valiños. Tindouf, Argelia.
    Música saharaui
    No podemos hacer referencia a la música saharaui sin mencionar el estilo principal que une tradición y modernidad, el haul, desarrollado en la cultura hassania en el Sáhara Occidental, Mauritania y sur de Argelia. Es principalmente engalanado por ocho modos melódicos conocidos como entamas, seinicar, fagu, leboer, lyen, lebteit y tehrar y siete ritmos, que son bledia, charba, serbet, agarran, agassar, dubka y medra. Es un género regido por unas reglas simples y estrictas y sus canciones son interpretadas a una voz, solo o a coro, con temas específicos de amor, guerra o territorio y acompañadas por un instrumento de cuerda llamado tindinit y un pequeño tambor llamado t’bal, que suele ser tocado por las mujeres [3].
    La manifestación musical saharaui ha ido modificando conceptos con respecto a su pasado. Hoy la encontramos enmarcada dentro de la ideología socialista árabe del Frente Polisario. Luis Gimenez Amorós, músico y compositor que investiga el mundo sonoro en el Sáhara, explica que una de las singularidades es justamente su asociación con lo femenino, diferenciándose del resto de África donde es habitual que los instrumentos de percusión se entiendan como símbolo de masculinidad (2014:169).
    Los usos en cuanto al toque del t’bal son creativos y diferenciadores : “Aun cuando los ritmos tienen ciertas estructuras fijadas, las mujeres improvisan sobre ellos a través de las palmas, duplique del ritmo y notas (de negra a corchea). Eso solía pasar también en las primeras sociedades islámicas” (Ahmed Fadel, 2014:169).
    La sociedad saharaui estaba organizada en torno a un sistema jerárquico donde todas las personas pertenecían a una “tribu”, a un grupo social determinado que a su vez establecía relaciones de poder respecto a otros. Además de guerreros y ganaderos, existían tres grupos más que ofrecían sus servicios a la comunidad -es el caso de esclavos, artesanos y músicos-.
    En sus orígenes, los músicos emigraron hacia el norte buscando un jefe que los contrataran para ofrecer sus servicios. Si el jefe rechazaba éstos, ellos componían canciones de burla. Todo este sistema jerárquico y diferenciador se disolvió a raíz del proceso colonial dando lugar a una unión frente a los desafíos que se iban encontrando como pueblo.
    Como la poesía, la música saharaui se enmarca en tres períodos : el primero de ellos coincide con el exilio, en 1975. Por entonces la cantante Mariem Hassan comentaba que no había tidinit en la música saharaui en Smara (Idem). Los cantantes se dedicaban a cantar en eventos sociales acompañados del t’bal.
    La segunda etapa, de 1976 a 1980, es un período donde la revolución saharaui necesitaba una definición de su propia identidad. Aparece en escena la guitarra eléctrica, llevando consigo un peso político importante. Comienzan a crearse canciones de revolución que reflejan una música propia diferenciada de otros estilos del desierto.
    Ya en la tercera etapa, hacia los años 1990, es cuando se produce un conocimiento del haul más definido con procedimientos técnicos corregidos. Es la guitarra saharaui la que comienza a relacionarse con otros estilos internacionales como el blues, que comparte algunos modos pentatónicos con el haul (Giménez, 2013:9). Y aquí se relacionan las escalas mayor y menor con otras músicas de Mali o países vecinos, como la de Ali Farka Touré.
    En los últimos años han aparecido iniciativas positivas y de divulgación que merecen ser reconocidas, como el sello discográfico Nubenegra [4]. En 1998, Nubenegra lanzó cuatro álbumes de Mariem Hassan, fallecida el pasado agosto de 2015. Fue la mayor estrella musical saharaui de todos los tiempos. Tras décadas de profesionalización llevando su mensaje de paz y libertad, se convirtió en una gran referencia musical.
    Es importante además destacar voces en el exilio como Jeirana o Faknash, cantantes reconocidas del Medej5 saharaui. Hoy día la música del Sáhara sigue teñida de notas políticas de resistencia usadas para denunciar los abusos y vulneración de derechos humanos que a diario se producen. Los músicos contemporáneos usan sus armas -ritmo y poesía- para mantener su función más importante, la de ser el alma del pueblo saharaui. Yslem Mohamed Salem Nafaa, conocido en el mundo musical como “Hijo del Desierto” es un MC procedente de Techla, Sáhara. Además de representar temas en español, también lo hace en hassania.
    Sus inicios en el movimiento musical se pueden encontrar en el contexto que vivió en los campamentos, donde descubrió el rap argelino a través de grupos como M.B.S. El rap se coló como una de las primeras manifestaciones de consumo cultural a través de los medios y la tecnología, así se extendió rápidamente por otros territorios como el Sáhara. Tras varias conversaciones mantenidas con el artista en el último mes nos comenta :
    “Para mí la música es esencial en todos los ámbitos, es el lenguaje universal, algo libre que entra a todo el mundo. Los gobiernos pueden comprar todo, la prensa, la política o las armas, pero la música y la poesía siempre estarán y nadie las podrá derrotar. La música es la mejor manera de hacer llegar el mensaje y luchar contra el enemigo.”
    Para él, el problema de estudiar el fenómeno artístico en el Sáhara es “que no hay archivos en físico de los antiguos poetas y músicos. Tampoco hay musicólogos, los artistas tocan pero ninguno sabe leer una nota”. En cuanto a los instrumentos usados en este contexto, argumenta :
    “La música saharaui está representada por la guitarra y el t’bal, originarios del Sáhara. También en la época de la lucha se usaba mucho la Nefara, una flauta de madera. La guitarra es el instrumento más usado en el Sáhara para la música de bodas, para hacer bailar, los músicos juegan mucho con la guitarra. También compartimos con Mauritania el tidinit, usado más por ellos que por nosotros.”
    En la actualidad, Yslem está montando un proyecto junto a Chris Baz, una productora independiente de cine orientada a causas sociales.
    Comentario“Años de espera”. Hay tres generaciones nacidas en los campamentos de refugiados saharauis. Los niños y niñas, miran a un horizonte incierto. Crédito : Ana Valiños. Tindouf, Argelia.
    Tras hacer un intento de asomo a la ventana de la poesía y la música saharauis, sus diferentes características, usos y prácticas musicales, destacamos la labor positiva de participantes que han contribuido al rescate de diversas manifestaciones artísticas de esta tierra, aunque siendo conscientes de queda mucho por hacer e investigar en este mundo tan diverso : las formas musicales, los usos y escenarios de la música en la sociedad saharaui y en la educación, la poesía como arma de lucha y resistencia, etc. Para terminar con este trabajo nos hacemos la siguiente pregunta incluida en un poema de Fatima Galia M. Salem ¿Cuántos versos hacen falta ? ¿Cuántos sonidos son necesarios para conseguir la libertad de los pueblos ? Este poema nos introduce en una reflexividad de la que nuestra conciencia debe hacerse eco. Acompaña una foto muy significativa de Ana Valiño, titulada “Años de espera : Hay tres generaciones nacidas en los campamentos de refugiados saharauis. Los niños y niñas, miran a un horizonte incierto”.
    Notes
    [1] Al gãf le siguen tres versos monorrimos denominados ahmar con rima diferente a la del gãf, seguidos de un verso de rima denominado kasra. Tras estos últimos cuatro versos viene un número indeterminado de versos, que va de dos a diez e incluso más ; los versos impares tendrán rima igual que los ahmar, y los pares rimarán con la kasra. A veces, el poeta puede cambiar la rima de los dos últimos versos impares por una nueva rima. De esta manera se da por terminada la ţal’a y se vuelve una vez más al gãf inicial que podrá servir para introducir una nueva ţal’a, la cual, eso sí, estará emparentada temáticamente con la primera (Bahia Awah, 1992:44-47).
    [2] Primer gãf del poeta Mohamed Salem, conocido como Badi, recogido en una entrevista con Juan Carlos Gimeno, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.
    [3] Algunos ejemplos de música del Sáhara Occidental interpretada por mujeres podemos encontrarlos en este enlace : http://www.allmusic.com/album/music-of-western-sahara-mw0000247769
    Commentaires
    Jara María Romero Luque es antropóloga con experiencia en investigación musical, comunicación digital y estudios africanistas.
    REFERENCIAS
    AWAH, Bahia. “Literatura oral y transmisión en el Sáhara. Patrimonio cultural inmaterial y memoria” en Quaderns de la Mediterrània 13. Instituto Europeo del Mediterráneo, IEMED : Barcelona, 2010.
    AWAH, Bahia. Cuentos saharauis de mi abuelo (Fragmento). Biblioteca virtual Miguel de Cervantes : Alicante, 2015.
    AWAH, Bahia. El sueño de volver (Fragmento). Biblioteca virtual Miguel de Cervantes : Alicante, 2015.
    AWAH, Bahia. “La cultura viva del pueblo saharaui” en Revista El Observador, nº 52, pp. 59-61. Aairón Sesenta : Málaga, 2008.
    DURAND BAQUERO, Patrick. “La música en la construcción de la identidad política” en Dialéctica : Revista de investigación, no 26, pp. 116-124. Fundación Universitaria Panamericana : Colombia, 2010.
    GALIA M. SALEM, Fatima. Lágrimas de un pueblo herido. Poemario por un Sáhara libre. (Selección de poemas). Biblioteca virtual Miguel de Cervantes : Alicante, 2015.
    GALIA M. SALEM, Fatima. Pueblos de sabi@s, pueblos de pocas necesidades. Cultura oral de los nómadas. (Selección de cuentos, poemas, refranes, proverbios y adivinanzas). Biblioteca virtual Miguel de Cervantes : Alicante, 2015.
    GIMENEZ AMORÓS, Luis. “Desert blues : La guitarra en la música saharaui” en A Contratiempo : revista de música en la cultura, no 22. Universidad Externado de Colombia : Bogotá, 2013.
    GIMENEZ AMORÓS, Luis. “La participación primordial de la mujer saharaui en la música Haul” en Revista Digital de Musicología QuaDriVum, no 5, Asociación Valenciana de Musicología : Valencia, 2014.
    GIMENO MARTÍN, J. C. ROBLES PICÓN, J. I. BAHÍA MAHMUD AWAH. LAMAN, M. A. “La poesía saharaui en el nacimiento de la conciencia nacioal” en Les cahiers d’EMAM : Sahara occidental : mémoires, culture, histoires, no 24-25. Université François-Rabelais : Tours, 2015
    HAIDAR, Larosi. “Tradición oral saharaui : Traducción de Shartat busca una camella” en Traducción de cuentos saharauis : una introducción a la tradición oral del Sáhara occidental. Universidad de Granada : Granada, 2013.
  • Divergence des diplomaties algérienne et française

    Zahra Kefane
    Quelques semaines après la visite du secrétaire général des Nations unies, Ban Ki-moon, au Sahara Occidental, et son constat qu’il a présenté à Alger, lors de sa visite officielle en Algérie, sur la situation accablante dans laquelle vivent les Sahraouis, les tensions ont monté entre le Maroc et les Nations unies.
    La polémique sur le sujet s’est aggravée après le soutien de la France au Maroc. A quelques jours du comité mixte intergouvernemental algéro-français, qui se tiendra le 10 et 11 du mois d’avril, dans le cadre de la visite du Premier ministre français, Emanuel Valls à Alger, de nombreux accords devraient être signés dans le cadre de la coopération algéro-française dans le domaine économique. Cependant, pendant que les relations économiques entre les deux pays se tissent de liens très forts suite à de nombreuses visites officielles et des forums économiques, la relation politique reste peu tendue. 
    Le ministre d’Etat, ministre des Affaires étrangères, Ramtane Lamamra a déclaré, hier à Alger, en marge de la visite de son homologue français Jean-Marc Ayrault que «le conflit sahraoui est l’un des principaux désaccords entre la politique extérieure de l’Algérie et celle de la France». Dans son discours franc et direct, Ramtane Lamamra, a, néanmoins, exprimé l’espoir de l’Algérie pour que la France apporte son aide à la région pour régler la question sahraouie dans le cadre de la légalité internationale. «Nous avons toujours bon espoir que l’administration du président François Hollande va véritablement aider la région à régler cette question dans le cadre de la légalité internationale et dans la satisfaction de la doctrine des Nations unies en matière de décolonisation», a souligné le ministre des Affaires étrangères, lors d’une conférence de presse animée conjointement avec son homologue français. 
    Pour le chef de la diplomatie algérienne, les Nations unies sont à un tournant crucial, peut-être décisif à l’occasion de la présentation du rapport du secrétaire général sur la question sahraouie. Ramtane Lamamra a souligné la volonté de l’Algérie de voir les Nations unies «prendre les décisions qui s’imposent afin que la communauté internationale puisse, enfin, s’acquitter de ses responsabilités historiques pour l’autodétermination du peuple du Sahara Occidental». 
    Par ailleurs, le ministre a exprimé le soutien de l’Algérie à l’initiative française pour la relance du processus de paix au Moyen-Orient en faveur de la question palestinienne et l’appui aux efforts de M. Ayrault en vue de concrétiser les promesses de cette initiative. Interrogé sur la possibilité que le ministère des Affaires étrangères puisse prodiguer des recommandations aux voyageurs algériens suite aux multiples attaques terroristes en Europe, le ministre a affirmé que l’Etat «respecte les libertés individuelles, soutient les Algériens partout où ils se trouvent et les services consulaires sont à leur disposition». 
    Il a, par ailleurs, précisé que si cela s’avérait nécessaire dans l’avenir, « le ministère pourrait être amené à prodiguer de telles recommandations ».
  • France-Maroc : du protectorat à la protection des intérêts de la monarchie

    ANALYSE
    Les considérations historiques et stratégiques ne suffisent pas à expliquer la relation entre Paris et Rabat.
    Lina KENNOUCHE | OLJ
    01/04/2016
    Il y a 104 ans, le 30 mars 1912, le traité conclu entre Paris et la dynastie alaouite régnant sur l’empire chérifien consacrait la tutelle française sur le Maroc, à l’exception des territoires du Nord, accordés à l’Espagne. La phase de conquête s’achève en 1934 ; le protectorat aura ainsi mis 30 ans à vaincre la résistance armée des tribus et à unifier le pays.
    De 1912 à 1956, la puissance tutélaire impose donc sa domination à la société colonisée, à travers une relation qui entretient la fiction d’un État indépendant, en dépit du fait que le makhzen (appellation traditionnelle des autorités de la monarchie) est inféodé aux autorités du protectorat. Une relation qui allait subvertir les liens sociaux antérieurs. En creux, s’est opérée la référence négative du précédent algérien : le contre-modèle, celui d’une colonisation à moindre coût. Cette histoire de la période du protectorat français sur le Maroc a façonné durablement les relations entre les deux pays à tous les niveaux. La forme que prend la pénétration française, la fin « négociée » d’un protectorat qui évite les affres d’une guerre sanglante de libération, le maintien des relations avec l’ex-puissance coloniale et l’héritage français dans la structure du système politique et administratif du Maroc moderne sont autant de facteurs structurels qui éclairent la spécificité et l’étroitesse des relations franco-marocaines. Mais la dimension la plus prégnante de cette histoire reste, selon le journaliste marocain Ali Amar, auteur notamment de Paris-Marrakech : luxe, pouvoir et réseaux, celle de la relation de dépendance profonde du Maroc au travers de la reproduction des élites politiques et économiques calquées sur le modèle français.
    « Il faut tirer les fils de l’histoire de la collusion des élites françaises et marocaines à l’époque de Hubert Lyautey, qui avait, en monarchiste refoulé, tenu à façonner et à inculquer une certaine idée de la notabilité à la française aux grandes familles marocaines. De cette fusion originelle est née une sorte de consanguinité des élites entre les deux rives. La forte présence de la culture française à travers les écoles, lycées et instituts a perpétué cette reproduction des élites francophiles qui, généralement, parachèvent leurs études supérieures en France et se retrouvent propulsées dans la haute administration, les entreprises publiques ou privées, etc. », explique Ali Amar.
    Un lien historique
    À l’indépendance, les transformations accélérées au sein de l’organisation sociale, l’organisation du pouvoir économique et politique, et la gestion de l’administration dans le sillage de la tradition française, maintiennent un puissant lien historique dont le pays ne s’arrachera pas totalement, pour structurer sa propre personnalité. Le Maroc a maintenu l’arrimage à la France par une galaxie de réseaux franco-marocains qui, selon Ali Amar, a tissé sa toile dans tous les secteurs de la vie publique française. « En recenser tous les acteurs est une tâche impossible, tant la liste est longue, changeante et semée de zones d’ombre. Des cercles d’influence économique où l’on retrouve les grands patrons des entreprises du CAC40, toutes représentées au Maroc, des stars du show-biz en passant par les politiques, qu’ils soient de gauche ou de droite, ou au cœur de l’intelligentsia intellectuelle et médiatique, la tribu des « amis du Maroc » constitue, à n’en pas douter, un des plus puissants lobbys œuvrant pour un État étranger », explique l’auteur.
    Cette connivence des réseaux franco-marocains s’est développée notamment grâce à un soutien financier du régime et un financement généreux des campagnes de partis politiques de la gauche comme de la droite françaises.
    Mais ces transactions ne sont pas circonscrites au domaine de la coopération économique. La communion d’intérêts se répercute avec force au niveau des relations politiques, dont le terrain le plus frappant reste la gestion du conflit au Sahara occidental, annexé par le Maroc depuis 1975, et la constance avec laquelle la France a apporté un soutien inconditionnel à Rabat et à ses prétentions hégémoniques. Une attitude qui ne peut s’expliquer uniquement par des considérations stratégiques et pragmatiques.
    Comme Israël pour les USA
    Pour Ali Lmrabet, journaliste marocain, « la France se comporte avec le Maroc exactement de la même manière que les États-Unis avec Israël. Le veto français nous appartient. Le régime marocain est assuré qu’aucune résolution du Conseil de sécurité, qui pourrait mettre en péril sa présence dans ce territoire en conflit, ne passera. C’est un nouveau protectorat, sauf que, cette fois-ci, le protecteur sert les intérêts d’une monarchie moyenâgeuse et non pas ceux de l’Hexagone, ni même du peuple marocain ».
    Les soubresauts de la diplomatie franco-marocaine et les conflits intermittents qui refroidissent les relations soulignent cependant les limites de la collusion entre les deux États. Mais pour Ali Amar, l’évolution du contexte sécuritaire régional et les défis liés à l’amplification de la menace jihadiste ont renforcé la coopération sécuritaire entre la France et le Maroc. Dans cette nouvelle configuration, le renseignement marocain collaborerait en première ligne sur ces phénomènes, ce qui inverse le rapport de force en faveur de Rabat, au moment où la sécurité est considérée comme une question d’une urgence brûlante par les pays européens, frappés de plein fouet par le terrorisme international.
    Ali Lmrabet juge au contraire que Rabat met à profit ce rôle dans la lutte antiterroriste pour s’assurer d’un soutien politique et neutraliser toute attitude d’hostilité envers le régime : « Chaque fois qu’une décision politique ou de justice chatouille le régime chérifien ou la sensibilité de l’autocrate alaouite, les autorités marocaines lâchent la bride aux milliers de migrants subsahariens bloqués à la frontière et qui cherchent à passer de l’autre côté.
    Ces derniers temps, la menace la plus efficace a été la cessation de la coopération en matière de lutte antiterroriste. C’est franchement, et je pèse mes mots, au moment où le terrorisme islamiste a le vent en poupe, un chantage mafieux et une malversation immorale », conclut Ali Lmrabet.
  • Les messages de Lamamra à la France

    LA LIBYE, LE PROCHE-ORIENT ET LE SAHARA OCCIDENTAL
    L’intérêt de la région est dans la neutralité de la France sur la question sahraouie 
    Une interpellation «historique» sur le dossier du Sahara occidental et un soutien au plan de paix français pour le Moyen-Orient.
    «Je ne suis pas historien, mais je ne vous cacherai pas que c’est l’un (conflit sahraoui) des principaux désaccords entre la politique extérieure de l’Algérie et celle de la France», a déclaré, hier, le ministre des Affaires étrangères, Ramtane Lamamra, lors de la conférence de presse conjointe qu’il a co-aminée avec son homologue français, Jean-Marc Ayrault. Ce n’est certainement pas une révélation, mais cette sortie publique de Lamamra confirme le parti pris de la France en faveur de la thèse marocaine sur le conflit sahraoui.
    Pour sa part, Jean-Marc Ayrault a donné l’impression de s’accommoder de la situation de statu quo que connaît ce dossier. «Concernant le Sahara occidental, la position de la France est toujours la même. Nous sommes pour que la Minurso puisse mettre en oeuvre sa mission», a affirmé le ministre, tout en mettant en avant une disposition française à faire avancer le dialogue entre le Maroc et l’ONU. «Nous avons assisté à des tensions que nous ne pouvons pas ignorer, (…) Parfois, on nous a reproché d’entreprendre cette démarche, mais celle-ci avait un but d’apaisement», a fait remarquer le ministre qui, faut-il le souligner, ne pouvait se départir de la langue de bois sur ce sujet précisément.
    Le propos de Ramtane Lamamra était bien plus proche de la vérité du terrain et c’est très diplomatiquement qu’il a fait remarquer à son homologue que l’intérêt de la région est dans la neutralité de la France sur la question sahraouie. «Nous avons toujours de bons espoirs que l’administration du président François Hollande va véritablement aider la région à régler cette question dans le cadre de la légalité internationale et dans la satisfaction de la doctrine des Nations unies en matière de décolonisation», a souligné le ministre des Affaires étrangères, marquant ainsi, pour la première fois, publiquement, un certain volontarisme de l’Algérie en direction d’un pays, censé n’avoir aucune implication dans le conflit qui oppose le Sahara occidental au Maroc.
    Et Ramtane Lamamra de convoquer l’Histoire sur le dossier sahraoui. «Nous pensons que la France trouverait absolument un rôle à la mesure de son histoire, de son pouvoir et de ses responsabilités dans le soutien et la conduite d’un processus qui permettra au Maghreb arabe d’aller vers un destin collectif et unitaire avec la satisfaction du droit naturel du peuple sahraoui à l’autodétermination», a soutenu le ministre, sur un ton quelque peu solennel, en tout cas, qui en dit long sur l’espoir que nourrit l’Algérie dans la présidence de François Hollande.
    Cette interpellation «historique» de la France de Hollande a été associée par le ministre des Affaires étrangères au soutien sans faille qu’apporte l’Algérie au plan de paix français pour le Moyen-Orient. Preuve qu’Alger peut parfaitement accorder ses violons avec ceux de Paris sur les questions d’intérêt international. L’initiative française qui préconise une solution à deux Etats coexistant en paix a reçu le soutien de nombreux pays arabes et occidentaux, affirme le ministre français des Affaires étrangères, notant que «la France combat le statu quo» qui prévaut en Palestine occupée. «Il ne faut pas sous-estimer les risques d’explosion dans cette région», a indiqué Jen-Marc Ayrault.
    Passant aux questions de la lutte antiterroriste, les deux ministres ont marqué une entente parfaite sur le sujet et Ramtane Lamamra a souligné que la déradicalisation à laquelle appelle l’Algérie, passe par une lutte sans merci contre l’islamophobie qui «est un terroir et un puissant ferment d’extrémisme et il faut à tout prix savoir la décourager». Le ministre français a, de son côté, appuyé les propos de son homologue, tout en soulignant que son gouvernement protégeait les lieux de culte musulmans au même titre que ceux des autres religions.
    L’un des sujets-phares abordés par les deux ministres et qui fait converger les points de vue d’Alger et Paris est la Libye. Les avancées en matière de dialogue sont saluées, la constitution d’un gouvernement d’union nationale est appréciée, mais «il y a urgence à ce que ce gouvernement soit installé», a affirmé le ministre français. «C’est la ligne de la France et je crois que c’est celle de l’Algérie», a-t-il insisté, relevant que la situation en Libye était «extrêmement dangereuse», d’où la nécessité de parvenir à une stabilisation de la nouvelle équipe gouvernementale. «A partir de là, nous pourrons mettre en oeuvre avec la Libye, une solution lui permettant de se réconcilier, de se reconstruire et de maîtriser ce danger qui nous guette et qui guette les puissances de la région, c’est-à-dire la progression de Daesh», a indiqué Jean-Marc Ayrault.
    Ayrault reçu par Bouteflika et Sellal
    Le président de la République, Abdelaziz Bouteflika, a reçu hier à Alger, le ministre français des Affaires étrangères et du Développement international, Jean-Marc Ayrault. L’audience s’est déroulée en présence du ministre d’Etat, ministre des Affaires étrangères et de la Coopération internationale, Ramtane Lamamra, du ministre des Affaires maghrébines, de l’Union africaine et de la Ligue arabe, Abdelkader Messahel et du ministre de l’Industrie et des Mines, Abdessalem Bouchouareb. Avant cela, le ministre français avait été reçu par le Premier ministre, Abdelmalek Sellal..
  • La question sahraouie soulevée

    Visite de Jean-Marc Ayrault à Alger
    L’Algérie « garde toujours de bons espoirs » que la France va « véritablement  » aider la région à régler la question sahraouie dans le cadre de la légalité internationale, a indiqué hier à Alger le ministre d’Etat, ministre des Affaires étrangères et de la Coopération internationale, Ramtane Lamamra. 
    L’Algérie « garde toujours de bons espoirs » que la France va « véritablement  » aider la région à régler la question sahraouie dans le cadre de la légalité internationale, a indiqué hier à Alger le ministre d’Etat, ministre des Affaires étrangères et de la Coopération internationale, Ramtane Lamamra.
    Nous avons toujours de « bons espoirs que l’administration du président François Hollande va véritablement aider la région à régler cette question dans le cadre de la légalité internationale et dans la satisfaction de la doctrine des Nations unies en matière de décolonisation », a déclaré Lamamra lors d’une conférence de presse animée conjointement avec son homologue français, Jean-Marc Ayrault, à l’issue de leurs entretiens.
    Le ministre a tenu à préciser que M. Ayrault est a la tête du ministère français des Affaires étrangères depuis quelques semaines et que le conflit du Sahara occidental « dure depuis plus de 40 ans et revient épisodiquement dans notre dialogue politique ». « Je ne suis pas historien, mais je ne vous cacherai pas que c’est l’un (conflit sahraoui) des principaux désaccords entre la politique extérieure de l’Algérie et celle de la France« , a-t-il relevé.
    Pour le chef de la diplomatie algérienne, les Nations unies sont à un « tournant crucial, peut être décisif » à l’occasion de la présentation du rapport du secrétaire général sur la question sahraouie.
    Lamamra a exprimé, à cette occasion, le souhait de l’Algérie de voir les Nations unies « prendre les décisions qui s’imposent afin que la communauté internationale puisse, enfin, s’acquitter de ses responsabilités historiques pour l’autodétermination du peuple du Sahara occidental ».
    « Nous pensons que la France trouverait absolument un rôle à la mesure de son histoire, de son pouvoir et de ses responsabilités dans le soutien et la conduite d’un processus qui permettra au Maghreb arabe d’aller vers un destin collectif et unitaire avec la satisfaction du droit naturel du peuple sahraoui à l’autodétermination », a-t-il soutenu. « Nous sommes à un moment où il faut savoir dire que le pire n’est pas sûr et que le pire n’est pas le destin de notre région », a conclu Lamamra.
    La France souhaite la mise en oeuvre de la mission de la Minurso
    La France est pour que la Mission des Nations unies pour le référendum au Sahara Occidental (Minurso) « puisse mettre en oeuvre sa mission », a indiqué également le ministre français des Affaires étrangères et du Développement international, Jean-Marc Ayrault. « Concernant le Sahara occidental, la position de la France est toujours la même. Nous sommes pour que la Minurso puisse mettre en oeuvre sa mission », a-t-il déclaré.
    Il ajouté que c’était « tout le travail de dialogue que nous avons entrepris ces dernières semaines pour que la relation entre les partenaires régionaux, notamment le Maroc et l’Onu s’apaise », qualifiant la question du Sahara occidental de « délicate » et « difficile ». « Nous avons assisté à des tensions que nous ne pouvons pas ignorer, (…)
    Parfois, on nous a reproché d’entreprendre cette démarche, mais celle-ci avait un but d’apaisement », a-t-il souligné. Le chef de la diplomatie française a exprimé son souhait que le mandat de la Minurso, une fois arrivé à terme, soit renouvelé. M. Ayrault a fait remarquer que le conflit du Sahara occidental qui dure depuis 40 ans « ne doit pas être la pierre d’achoppement » dans l’amitié entre l’Algérie et la France.
    « C’est l’état d’esprit qui est le mien, du gouvernement et du président François Hollande », a-t-il enchaîné. Dernière colonie en Afrique, le Sahara occidental a été occupé par le Maroc en 1975 après le départ des troupes espagnoles, et reste à ce jour inscrit à l’Onu au chapitre des territoires à décoloniser, selon les règles du droit international en la matière. Créée le 29 avril 1991, la Minurso a pour objectif de préparer et d’organiser un référendum d’autodétermination pour le peuple du Sahara Occidental.
    Installation d’un gouvernement d’union nationale en Lybie
    Jean-Marc Ayrault a affirmé qu’il y avait « urgence » à l’installation d’un gouvernement libyen d’union nationale, soulignant qu’il y avait une situation « dangereuse » et « c’est par la voie politique que nous souhaitons l’aborder ». « Il y a urgence à ce que ce gouvernement soit installé, c’est la ligne de la France et je crois que c’est celle de l’Algérie.
    Sur bien de sujets nous avons des approches communes », a-t-il déclaré. Il a ajouté que la situation en Libye était « extrêmement dangereuse », mais c’est « par la voie politique que nous souhaitons l’aborder », soulignant que « c’est pourquoi nous soutenons la constitution d’un gouvernement d’union nationale, à sa tête Faiz Serraj, qui est prêt et souhaite installer son gouvernement à Tripoli, et que sa sécurité soit assurée, non pas de l’extérieur, mais par un accord qui doit être trouvé sur place ».
    « A partir de là, nous pourrons mettre en oeuvre avec la Libye, une solution lui permettant de se réconcilier, de se reconstruire et de maîtriser ce danger qui nous guette et qui guette les puissances de la région, c’est à dire la progression de Daech (groupe terroriste) », a souligné l’ancien Premier ministre français.
    Pour le chef de la diplomatie française, il ne s’agit pas de recommencer des initiatives qui « n’apportent pas de solutions durables », mais qui « au contraire créent un état de chaos et de désordre qui est préjudiciable au peuple libyen d’abord, première victime, mais aussi qui permet la progression de groupes terroristes comme Daech et qui menace tous les Etats de la région ».
    Le parlement libyen légal siégeant à Tobrouk a reporté lundi, faute de quorum, une séance initialement consacrée au vote de confiance en faveur du gouvernement d’union nationale proposé par le Conseil présidentiel, dirigé par Serradj, ont rapporté des médias.
    Le gouvernement, mis en place à la suite d’un accord politique signé fin 2015 sous l’égide de l’Onu, par des députés des deux Parlements rivaux, n’a pour l’instant aucun pouvoir.
    Lutte contre le terrorisme : la même vision
    L’Algérie et la France partagent « le même objectif », celui de « la stabilité et la construction d’une paix durable » dans la région, a indiqué mardi à Alger, le ministre français des Affaires étrangères et du Développement international, Jean-Marc Ayrault.
    « Nous partageons un même objectif, celui de la stabilité de toute cette région et aussi de la construction d’une paix durable », a-t-il déclaré. Il a ajouté que les deux pays avaient aussi « la même préoccupation de lutter avec acharnement contre le terrorisme », mais également de présenter à la jeunesse des deux pays « des perspectives d’avenir et d’espoir et c’est ce que nous voulons construire ensemble et je viens ici en tant qu’ami de l’Algérie et en tant partenaire de la relation franco-algérienne ».
    M. Ayrault a relevé qu’il était en Algérie pour renouveler un message « d’amitié » et d’une coopération « de plus en plus étroite et confiante » dans le cadre du partenariat d’exception, décidé par les présidents François Hollande et Abdelaziz Bouteflika et « qui nous appartient de mettre en oeuvre ».
    Le chef de la diplomatie française a indiqué que la réunion prochainement du Comité intergouvernemental de haut niveau algéro-français (CIHN) sera l’occasion d’aborder plusieurs sujets économiques, notamment le rôle des groupes français comme PSA Peugeot Citroën, Renault et Alstom.
    Il a dit espérer qu’à cette occasion seront annoncées d’importantes décisions qui seront « à la fois utiles pour l’Algérie et laFrance, puisqu’il s’agit d’une véritable coopération économique », relevant que des accords en matière de santé, d’éducation seront notamment signés.
    « Nous pouvons parfaitement amplifier notre coopération mutuelle, au moment ou l’Algérie est engagée dans un processus important de diversification de son économie. C’est dans ce sens qu’il faut aller et c’est dans ce sens que nous allons depuis plusieurs années », a-t-il souligné .
    Interrogé sur la montée de l’islamophobie en France, notamment dans le sillage des attentas de Paris et de Bruxelles, Ayrault a rétorqué que « nous sommes attachés à la liberté de conscience, la liberté religieuse et de culte, et nous veillons pour qu’il en soit ainsi pour tous les croyants et les non-croyants, qui doivent être respectés, c’est le rôle de l’Etat, le rôle de la République d’y veiller ».
    « Nous faisons en sorte que nous n’entrions pas dans une forme de spirale absurde, qui consisterait: parce qu’il y a des attentats et que certains, qui les pratiquent se réclament de l’Islam pour que tous les musulmans soient mis dans cet opprobre, et c’est pour ça que nous voulons en permanence rappeler que l’immense majorité des Français musulmans qui sont croyants et pratiquants n’adhèrent absolument pas à cette radicalité et doivent être respectés », a-t-il souligné. Il a soutenu, dans ce cadre, que les premières victimes en nombre des attentats étaient souvent des personnes de confession musulmane, « nous ne devons pas l’oublier ».
    L’ancien Premier ministre français a assuré, dans ce sillage, que « nous devons nous défendre pour assurer la sécurité de nos concitoyens, chacun dans son pays » et coopérer pour lutter contre le terrorisme.
    « Nous l’avons évoqué pour des dossiers régionaux mais ça vaut aussi pour la coopération franco-algérienne, en matière de renseignement que nous pouvons renforcer et échanger nos expériences en matière de lutte contre la radicalisation d’une petite partie de la jeunesse qui est tentée par cette aventure et qui conduit à la pire des horreurs », a-til dit.
    Concernant le processus de paix au Proche-Orient, Ayrault a indiqué que la France « est engagée pour que nous n’acceptions pas le statu quo qui prévaut dans cette région et qui conduit à la désespérance et à la violence ». « Nous avons besoin de toutes les forces qui sont prêtes à faire reculer cette situation dramatique et s’inscrire dans la perspective qui est la seule possible de deux Etats, Israël et la Palestine vivant en sécurité », a-t-il estimé.
    Nous avons toujours de « bons espoirs que l’administration du président François Hollande va véritablement aider la région à régler cette question dans le cadre de la légalité internationale et dans la satisfaction de la doctrine des Nations unies en matière de décolonisation », a déclaré Lamamra lors d’une conférence de presse animée conjointement avec son homologue français, Jean-Marc Ayrault, à l’issue de leurs entretiens.
    Le ministre a tenu à préciser que M. Ayrault est a la tête du ministère français des Affaires étrangères depuis quelques semaines et que le conflit du Sahara occidental « dure depuis plus de 40 ans et revient épisodiquement dans notre dialogue politique ». « Je ne suis pas historien, mais je ne vous cacherai pas que c’est l’un (conflit sahraoui) des principaux désaccords entre la politique extérieure de l’Algérie et celle de la France« , a-t-il relevé.
    Pour le chef de la diplomatie algérienne, les Nations unies sont à un « tournant crucial, peut être décisif » à l’occasion de la présentation du rapport du secrétaire général sur la question sahraouie.
    Lamamra a exprimé, à cette occasion, le souhait de l’Algérie de voir les Nations unies « prendre les décisions qui s’imposent afin que la communauté internationale puisse, enfin, s’acquitter de ses responsabilités historiques pour l’autodétermination du peuple du Sahara occidental ».
    « Nous pensons que la France trouverait absolument un rôle à la mesure de son histoire, de son pouvoir et de ses responsabilités dans le soutien et la conduite d’un processus qui permettra au Maghreb arabe d’aller vers un destin collectif et unitaire avec la satisfaction du droit naturel du peuple sahraoui à l’autodétermination », a-t-il soutenu. « Nous sommes à un moment où il faut savoir dire que le pire n’est pas sûr et que le pire n’est pas le destin de notre région », a conclu Lamamra.
    La France souhaite la mise en oeuvre de la mission de la Minurso
    La France est pour que la Mission des Nations unies pour le référendum au Sahara Occidental (Minurso) « puisse mettre en oeuvre sa mission », a indiqué également le ministre français des Affaires étrangères et du Développement international, Jean-Marc Ayrault. « Concernant le Sahara occidental, la position de la France est toujours la même. Nous sommes pour que la Minurso puisse mettre en oeuvre sa mission », a-t-il déclaré.
    Il ajouté que c’était « tout le travail de dialogue que nous avons entrepris ces dernières semaines pour que la relation entre les partenaires régionaux, notamment le Maroc et l’Onu s’apaise », qualifiant la question du Sahara occidental de « délicate » et « difficile ». « Nous avons assisté à des tensions que nous ne pouvons pas ignorer, (…)
    Parfois, on nous a reproché d’entreprendre cette démarche, mais celle-ci avait un but d’apaisement », a-t-il souligné. Le chef de la diplomatie française a exprimé son souhait que le mandat de la Minurso, une fois arrivé à terme, soit renouvelé. M. Ayrault a fait remarquer que le conflit du Sahara occidental qui dure depuis 40 ans « ne doit pas être la pierre d’achoppement » dans l’amitié entre l’Algérie et la France.
    « C’est l’état d’esprit qui est le mien, du gouvernement et du président François Hollande », a-t-il enchaîné. Dernière colonie en Afrique, le Sahara occidental a été occupé par le Maroc en 1975 après le départ des troupes espagnoles, et reste à ce jour inscrit à l’Onu au chapitre des territoires à décoloniser, selon les règles du droit international en la matière. Créée le 29 avril 1991, la Minurso a pour objectif de préparer et d’organiser un référendum d’autodétermination pour le peuple du Sahara Occidental.
    Installation d’un gouvernement d’union nationale en Lybie
    Jean-Marc Ayrault a affirmé qu’il y avait « urgence » à l’installation d’un gouvernement libyen d’union nationale, soulignant qu’il y avait une situation « dangereuse » et « c’est par la voie politique que nous souhaitons l’aborder ». « Il y a urgence à ce que ce gouvernement soit installé, c’est la ligne de la France et je crois que c’est celle de l’Algérie.
    Sur bien de sujets nous avons des approches communes », a-t-il déclaré. Il a ajouté que la situation en Libye était « extrêmement dangereuse », mais c’est « par la voie politique que nous souhaitons l’aborder », soulignant que « c’est pourquoi nous soutenons la constitution d’un gouvernement d’union nationale, à sa tête Faiz Serraj, qui est prêt et souhaite installer son gouvernement à Tripoli, et que sa sécurité soit assurée, non pas de l’extérieur, mais par un accord qui doit être trouvé sur place ».
    « A partir de là, nous pourrons mettre en oeuvre avec la Libye, une solution lui permettant de se réconcilier, de se reconstruire et de maîtriser ce danger qui nous guette et qui guette les puissances de la région, c’est à dire la progression de Daech (groupe terroriste) », a souligné l’ancien Premier ministre français.
    Pour le chef de la diplomatie française, il ne s’agit pas de recommencer des initiatives qui « n’apportent pas de solutions durables », mais qui « au contraire créent un état de chaos et de désordre qui est préjudiciable au peuple libyen d’abord, première victime, mais aussi qui permet la progression de groupes terroristes comme Daech et qui menace tous les Etats de la région ».
    Le parlement libyen légal siégeant à Tobrouk a reporté lundi, faute de quorum, une séance initialement consacrée au vote de confiance en faveur du gouvernement d’union nationale proposé par le Conseil présidentiel, dirigé par Serradj, ont rapporté des médias.
    Le gouvernement, mis en place à la suite d’un accord politique signé fin 2015 sous l’égide de l’Onu, par des députés des deux Parlements rivaux, n’a pour l’instant aucun pouvoir.
    Lutte contre le terrorisme : la même vision
    L’Algérie et la France partagent « le même objectif », celui de « la stabilité et la construction d’une paix durable » dans la région, a indiqué mardi à Alger, le ministre français des Affaires étrangères et du Développement international, Jean-Marc Ayrault.
    « Nous partageons un même objectif, celui de la stabilité de toute cette région et aussi de la construction d’une paix durable », a-t-il déclaré. Il a ajouté que les deux pays avaient aussi « la même préoccupation de lutter avec acharnement contre le terrorisme », mais également de présenter à la jeunesse des deux pays « des perspectives d’avenir et d’espoir et c’est ce que nous voulons construire ensemble et je viens ici en tant qu’ami de l’Algérie et en tant partenaire de la relation franco-algérienne ».
    M. Ayrault a relevé qu’il était en Algérie pour renouveler un message « d’amitié » et d’une coopération « de plus en plus étroite et confiante » dans le cadre du partenariat d’exception, décidé par les présidents François Hollande et Abdelaziz Bouteflika et « qui nous appartient de mettre en oeuvre ».
    Le chef de la diplomatie française a indiqué que la réunion prochainement du Comité intergouvernemental de haut niveau algéro-français (CIHN) sera l’occasion d’aborder plusieurs sujets économiques, notamment le rôle des groupes français comme PSA Peugeot Citroën, Renault et Alstom.
    Il a dit espérer qu’à cette occasion seront annoncées d’importantes décisions qui seront « à la fois utiles pour l’Algérie et laFrance, puisqu’il s’agit d’une véritable coopération économique », relevant que des accords en matière de santé, d’éducation seront notamment signés.
    « Nous pouvons parfaitement amplifier notre coopération mutuelle, au moment ou l’Algérie est engagée dans un processus important de diversification de son économie. C’est dans ce sens qu’il faut aller et c’est dans ce sens que nous allons depuis plusieurs années », a-t-il souligné .
    Interrogé sur la montée de l’islamophobie en France, notamment dans le sillage des attentas de Paris et de Bruxelles, Ayrault a rétorqué que « nous sommes attachés à la liberté de conscience, la liberté religieuse et de culte, et nous veillons pour qu’il en soit ainsi pour tous les croyants et les non-croyants, qui doivent être respectés, c’est le rôle de l’Etat, le rôle de la République d’y veiller ».
    « Nous faisons en sorte que nous n’entrions pas dans une forme de spirale absurde, qui consisterait: parce qu’il y a des attentats et que certains, qui les pratiquent se réclament de l’Islam pour que tous les musulmans soient mis dans cet opprobre, et c’est pour ça que nous voulons en permanence rappeler que l’immense majorité des Français musulmans qui sont croyants et pratiquants n’adhèrent absolument pas à cette radicalité et doivent être respectés », a-t-il souligné. Il a soutenu, dans ce cadre, que les premières victimes en nombre des attentats étaient souvent des personnes de confession musulmane, « nous ne devons pas l’oublier ».
    L’ancien Premier ministre français a assuré, dans ce sillage, que « nous devons nous défendre pour assurer la sécurité de nos concitoyens, chacun dans son pays » et coopérer pour lutter contre le terrorisme.
    « Nous l’avons évoqué pour des dossiers régionaux mais ça vaut aussi pour la coopération franco-algérienne, en matière de renseignement que nous pouvons renforcer et échanger nos expériences en matière de lutte contre la radicalisation d’une petite partie de la jeunesse qui est tentée par cette aventure et qui conduit à la pire des horreurs », a-til dit.
    Concernant le processus de paix au Proche-Orient, Ayrault a indiqué que la France « est engagée pour que nous n’acceptions pas le statu quo qui prévaut dans cette région et qui conduit à la désespérance et à la violence ». « Nous avons besoin de toutes les forces qui sont prêtes à faire reculer cette situation dramatique et s’inscrire dans la perspective qui est la seule possible de deux Etats, Israël et la Palestine vivant en sécurité », a-t-il estimé. 
  • Sáhara Occidental, año 40 : Historia, estrategias y desafíos para el futuro

    1er avril 2016, par DAUDEN Laura
    Enero de 2016
    Hay una jerga en el periodismo para determinar si un asunto merece o no un pedazo en el disputadísimo y limitado espacio de sus páginas : es el término “noticiable”. Para saber si un asunto es noticiable o no, aprendemos, hay que hacer un cálculo subjetivo e ideológico para determinar cuanto supuestamente interesa a las audiencias. En la cuenta, más allá de los intereses y especificaciones del medio de comunicación, el periodista debe llevar en cuenta factores como actualidad, proximidad, prominencia, raridad y frecuencia. Esa matemática política nunca cerró para el Sahara Occidental.
    En países como Brasil, hasta muy poco tiempo atrás, no era posible encontrar una línea siquiera sobre el tema en los llamados medios tradicionales y tampoco en los medios considerados alternativos o independientes. Era lo que clasificaríamos como un no-tema. Evidentemente esos niveles de exposición e interés varían de un lugar a otro, pero, incluso en regiones geográfica e históricamente conectadas al conflicto, como es el caso de Europa, puede decirse que el olvido del conflicto saharaui es crónico.
    Hay un único flanco a partir del cual se resiste internacionalmente a ese olvido : el de la solidaridad. Para los que ocupan ese lugar, hay cuestiones humanitarias, históricas, de legalidad y de justicia suficientes para considerar la situación del Sahara Occidental, la última colonia africana, uno de los mayores escándalos políticos y sociales del siglo XXI. Parte de ese pequeño grupo, pero creciente, se reunió en este dossier para pensar en tres tiempos – pasado, presente y futuro – el devenir del conflicto, que llego en el día 27 de febrero de 2016 a su año cuarenta.
    Estos análisis fueron sumados a testimonios y aportes de hombres y mujeres saharauis que, a partir de la investigación, de las artes, de la política y del periodismo construyeron un tipo de espera activa e incansable – una de las más extraordinarias experiencias de resistencia de nuestros tiempos. 
    Parte 1 : Un país en el exilio | La guerra, la ocupación y la fundación de la República
    En la primera parte, enfocada en los inicios del conflicto, la antropóloga española Sonia Vergara Ruiz reconstruye el proceso de conformación histórica de la identidad y del nacionalismo saharaui. La investigadora brasilera Carla Ricci, especializada en Oriente Medio y África musulmana, explica la invasión marroquí del territorio antes ocupado por España y la difícil búsqueda de refugio en el exilio del pueblo saharaui. Adriano Smolarek, profesor de Derecho Internacional Público en la Universidad Estadual de Ponta Grossa, en Brasil, habla sobre los aspectos legales de la ocupación y los intereses ocultos de cada actor político involucrado en ese proceso. El capítulo es abierto por un poema del joven saharaui Hamza Lakhal, que vive sobre el yugo marroquí en la capital ocupada de El Aaiun, y un testimonio tocante de la refugiada saharaui Senia Bachir. Ella traza paralelos entre la historia de fuga y sobrevivencia de su familia y los desafíos que encontró para conseguir estudiar en el exilio.
    Parte 2 : Un país dividido | Viviendo entre el refugio y la ocupación
    El segundo capítulo se vuelca sobre los desafíos impuestos por la división del pueblo y del territorio saharaui. Malainin Lakhal e Joanna Allan hacen un panorama de la situación de expolio de los recursos naturales controlados por Marruecos en el Sahara ocupado y los pasos que han sido dados en el sentido de acabar con el saqueo del territorio. Eneko Calle, de la Coordinación Vasca de Asociaciones de Solidaridad con el Pueblo Saharaui “27 de Febrero – Otsailak 27” habla sobre la importancia de la red internacional de apoyo al pueblo saharaui para aliviar el drama humanitario vivido en los campamentos de refugiados.
    Rodrigo Duque Estrada, investigador del Grupo de Estudios sobre Conflictos Internacionales de la PUC-SP, discurre sobre el uso de la geopolítica por los actores involucrados en el conflicto y la reciente maniobra de asociar la lucha saharaui a la emergencia de movimientos terroristas en la región del Magreb. Aun en este capítulo, presentamos un testimonio de la periodista saharaui Agaila Abba sobre la importancia de la solidaridad internacional para la formación de un nuevo “caldo cultural” en los campamentos de refugiados y un relato del poeta saharaui Hamza Lakhal sobre la opresión marroquí en los territorios ocupados.
    Parte 3 : Un país en construcción | Acabar con la espera, alcanzar el reconocimiento
    El capítulo final reúne cuestiones asociadas al estado del arte del conflicto y los esfuerzos que se están haciendo a partir de la cultura y de la política para destrabar el proceso de autodeterminación. En una larga entrevista, el representante del Frente Polisario en Brasil, Mohamed Zrug, habla sobre la nueva frontera de la diplomacia saharaui –la conquista de democracias emergentes como la brasileña, con significativo peso internacional, y su potencial de transformación del debate en los foros multilaterales–. La antropóloga española Jara Romero, a su vez, busca en la historia de la música y de la poesía saharauis salidas contemporáneas para los desafíos de sensibilización y comunicación de la causa en escala global. El capítulo trae, además, otro relato de Senia Bachir sobre la latente –y legítima– preocupación de la juventud saharaui con la efectividad de las estrategias pacíficas de resistencia.
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    Laura Daudén es periodista y máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos. Es coautora del libro “Ni paz ni guerra : tres décadas de conflicto en el Sáhara Occidental” y trabaja como asesora de comunicación en la ONG brasileña Conectas Derechos Humanos.
  • La geopolítica y el conflicto en el Sáhara Occidental

    Las rentas estratégicas del reino marroquí y la fabricación de terroristas del desierto
    1er avril 2016, par DUQUE ESTRADA Rodrigo
    Enero de 2016
    El conflicto en el Sáhara Occidental carga el estigma de la geopolítica desde su inicio. En realidad, es posible afirmar que la geopolítica impregna todo lo que se relaciona a la cuestión de la independencia en el Sáhara Occidental, teniendo en cuenta que el tema se ha inserido sistemáticamente en la agenda de seguridad de las grandes potencias, influyendo y siendo influenciado por cálculos militares y por la estrategia y construcción de amenazas -lo que contribuyó significativamente con su permanente ímpase-. La propia Misión de Paz para el Referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso), creada en 1991 y encargada de realizar una consulta de autodeterminación que hasta hoy no se ha concretado, es incapaz de imponer un mandato de monitoreo de los derechos humanos por cuenta del persistente veto de Francia, una de las principales aliadas de Marruecos –que a su vez ocupa militarmente el territorio desde 1975- en el Consejo de Seguridad de la ONU.
    En contra de la tendencia liberal predominante que tiene por objetivo comprender la etapa actual del conflicto únicamente por la óptica de la misión de paz o bien a través de los esfuerzos de negociación y construcción de medidas de confianza , en este breve artículo valoramos la geopolítica como factor explicativo y necesario para cualquier reflexión o tomada de decisión política sobre la resolución de ese conflicto que ya dura cuarenta años.
    La geopolítica de los recursos naturales
    Localizado en la región del Magreb árabe, al noroeste de África, el Sáhara Occidental es el único territorio africano cuya descolonización aun está pendiente, lo que le hace figurar, en el ámbito de Naciones Unidas, como territorio no-autónomo. Alcanzando un área de cerca de 266.000 km2 en pleno desierto saharaui, el territorio es rico en recursos naturales, con una de las más grandes reservas de fosfatos del mundo, al lado de la extracción de mineral de hierro, pesca y arena. En los últimos años, también han crecido las especulaciones sobre su potencial en reservas de petróleo y gas natural.
    El condicionamiento del Sáhara Occidental a una verdadera geopolítica de los recursos naturales es bastante antigua y remite a la llegada oficial de los españoles en 1884, en pleno periodo de reparto de África por las potencias europeas. La seguridad del territorio para fines de interiorización, exploración económica y colonización del pueblo autóctono (bereberes nómadas) estuvo garantizada por su asimilación progresiva a la Corte española : en 1884, se alegóutis posidetis sobre el territorio en la Conferencia de Berlín, asegurando el derecho de ocupación contra ataques externos ; en 1885, el territorio ascendió a la condición de protectorado español ; y en 1957, tras perder una guerra contra el recién-independiente Marruecos, el gobierno español cambió el estatuto jurídico del territorio, que dejó de ser colonia para convertirse en una provincia española, también conocida como “Sáhara Español”.
    Con la creación del Frente Popular de Liberación de Saguía el Amra y Río de Oro (Frente Polisario) en 1973 y el surgimiento del movimiento nacionalista saharaui, sumado al cuadro de crisis del régimen franquista en España, se iniciaba el camino para la descolonización. En 1975, sin embargo, el rey de Marruecos, Hassan II, tenía un plan geopolítico que transformaría el destino de los saharauis [1]. Tras la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) estableciendo que no había “ningún lazo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el reino de Marruecos” (CIJ, 1975:100), Hassan actuó rápidamente para garantizar que las “rentas estratégicas” de la Guerra Fría le favorecieran. Inició un lobby político en Estados Unidos con el objetivo de garantizar apoyo de aquel país en caso de guerra, presentando el movimiento nacionalista como una amenaza a los intereses de Estados Unidos en la región.
    El primado de la geopolítica luego mostró las cartas. En la mañana siguiente al pronunciamiento de la CIJ, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, informó al presidente Gerald Ford sobre la evolución de la situación : “Marruecos está amenazando con una marcha masiva en el Sáhara Español. La CIJ dio una opinión que decía que la soberanía había sido decidida entre Marruecos y Mauritania. Eso es básicamente lo que Hassan quería” (Mundy, 2005 [2]). Habiendo claramente distorsionado la decisión final de la CIJ, Kissinger pasó a presionar España para que aceptara una solución favorable a Marruecos. En el día 6 de noviembre de 1975, Hassan II inicia la llamada “Marcha Verde”, que reunió alrededor de 350 mil marroquíes para apropiarse del Sáhara Occidental, representando un acto simbólico de “reconquista”. Mauritania también decidió invadir el territorio y, a partir de ese momento, se inició el periodo de guerra que duró hasta 1988, año en que se firmó el alto-fuego [3].
    Con la ocupación militar marroquí, el reino encontró una causa para garantizar la estabilidad del régimen y hacerlo viable económicamente. Las inversiones billonarias para la explotación de recursos naturales del Sáhara Occidental convirtieron a Marruecos en uno de los más grandes exportadores de fosfatos del mundo. Se estima que, apenas en el 2013, haya sido exportadas 2,2 millones de toneladas de fosfatos del Sáhara Occidental –un valor que representa alrededor de 330 millones de dólares (WSRW, 2014). Diversas empresas multinacionales operan en el territorio ocupado, con actividades de prospección, extracción y comercialización de los recursos naturales en detrimento de los intereses del pueblo autóctono, lo que constituye una violación de diversos dispositivos jurídicos internacionales como la IV Convención sobre Derechos y Costumbres de la Guerra en Territorios y sus Anexos, el artículo 33 de la IV Convención de Ginebra de 1949 y el artículo 16 de la Carta de Naciones Unidas sobre Derechos y Deberes Económicos de los Estados, de 1974. La geopolítica de los recursos se mostró aun más evidente cuando, en el 2015, periodistas denunciaron que la pre-candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, estaría recibiendo donaciones de cerca de cinco millones de dólares para su campaña a través de la OCP, estatal marroquí que controla una de las mayores minas de fosfatos del Sáhara ocupado (NCR, 2015).
    La fabricación de terroristas del desierto
    Como uno de los principales aliados de Estados Unidos en el mundo árabe, Marruecos ha recibido un significativo apoyo económico y militar, en razón de sus agendas de seguridad y tácticas geopolíticas, que se convierte en rentas estratégicas para que la monarquía persista con su política de ocupación del territorio saharaui. Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos temían una expansión soviética en África Subsahariana y convirtiese el Sáhara Occidental en un centro de irradiación de los ideales socialistas. Por lo tanto, no solo era importante que mantuviesen la monarquía estable en aquel periodo, sino que también aseguraran que el Sáhara Occidental se hiciera independiente, por la “amenaza” que representaba a sus intereses. Eso explica en gran medida porque, entre 1975 y 1990, Marruecos obtuvo más de 1/5 del auxilio total de Estados Unidos para África, siendo más de mil millones de dólares en asistencia militar y 1,3 billones de dólares en asistencia económica (Zoubir, 2010:985).
    Con el fin de la Guerra Fría, la “amenaza” no dejó de existir, sino que cambió de rotulo, cuya característica actual es la Guerra Global contra el Terrorismo, liderada por Estados Unidos desde el 2001. La región del Magreb árabe pasa por una reconfiguración de sus dinámicas de seguridad desde que Estados Unidos empezaron a invertir en iniciativas contraterroristas, como la Pan-Sahel Initiative (2001) y el Trans-Sahara Counterterrorism Partnership (2005), con el objetivo de derrotar a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM) y otras organizaciones terroristas regionales, como el Boko Haram. Fortaleciendo las capacidades coercitivas de regímenes regionales, sobretodo de Marruecos, esas medidas, con su perspectiva esencialmente militarista, repercutieron negativamente y alimentaron, paradójicamente, grupos que se radicalizaban como respuesta a la represión policial interna de determinados regímenes del Magreb y del Sahel.
    En esa dinámica, el reino de Marruecos pudo aprovecharse una vez más de las rentas estratégicas de la geopolítica global, construyendo mayores barreras para el proceso de independencia y corroborando la construcción de un imaginario (geo)político en el que los saharauis son percibidos como amenaza y los campamentos de refugiados, como un espacio no-gobernado que fomenta actividades de trafico y reclutamiento por organizaciones terroristas locales.
    Pese la presión internacional cada vez más grande para que Marruecos se retire del territorio y acabe con la explotación de los recursos naturales, la estrategia utilizada por el reino como intento de desviar la atención de los problemas internos de su país (paro, represión, pobreza, etc.) y de la comunidad internacional, con tal de conquistar apoyo a la anexión del territorio, se ha dado en gran medida a través del mecanismo de adjetivación del movimiento saharaui como terrorista4.
    La propaganda ideológica del reino de Marruecos, denunciada por muchos académicos y periodistas [4], es difundida por agencias de noticias y think tanksreputados. Un titular de la revista Time, por ejemplo, afirma : “Hay una nueva amenaza terrorista emergiendo en el Sáhara Occidental, y el mundo no está prestando atención” (Time, 2004). De modo semejante, un titular del periódico The Washington Post declara : “Afiliada de Al Qaeda tensiona sus músculos en el Magreb” (The Washington Post, 2011), en referencia a los campamentos del Sáhara Occidental ; y en el think tank Carnegie Endowment, vemos el título de la siguiente investigación : “Hirviendo descontentamente en el Sáhara Occidental” (Boukhars, 2012).
    Ese imaginario político, adherido por algunos de los principales centros de tomada de decisión de Occidente, es extremamente contraproducente para cualquier esfuerzo de reconciliación. Como argumenta la antropóloga Kristina Isidoros :
    “Los Saharauis son notables por observar un islam pacífico y una tradición literaria milenaria. Ellos son el grupo menos probable de querer estar involucrado con alguna ‘entidad de Al Qaeda’ porque su objetivo principal es el de conquistar derechos internacionales aceptables. (…) Cualquier involucración con ‘fundamentalismo extremo’ y ‘terrorismo’ devastaría sus posibilidades de alcanzar su derecho internacional y de retornar a su tierra. (…) Aún, mientras refugiados habitando campamentos, ellos están bajo una extrema observación publica por centenares de visitantes extranjeros como funcionarios humanitarios, políticos y académicos.” (Isidoros, 2010:65)
    Comentario
    Cualquier decisión política para avanzar el proceso de independencia del Sáhara Occidental debe llevar en cuenta la configuración geopolítica que ha propiciado la prolongación del conflicto a un permanente ímpase. Aunque la Minurso aun sea relevante para la manutención del alto-fuego y de la estructura de apoyo humanitario, la ONU ha agotado todas las posibilidades de una reconciliación con base en la negociación y concesión mutua entre las partes, el Frente Polisario y Marruecos. Apenas una visión realista basada en las dinámicas locales e internacionales del poder dan cuenta del hecho que los actuales esfuerzos diplomáticos de la ONU terminaron por beneficiar el reino de Marruecos y su infraestructura millonaria de explotación de los recursos naturales saharauis, además de la urbanización e integración crecientes de la sociedad en territorio ocupado a la monarquía.
    Mientras tanto, los saharauis que sueñan con la independencia permanecen susceptibles a ese gran juego de estrategias políticas cruzadas. En ese sentido, las alternativas políticas para el fin del conflicto pasan necesariamente por el activismo de la sociedad civil de cada país en el mundo, presionando sus respectivos gobiernos a reconocer la independencia saharaui y prohibiendo empresas de participar de actividades de prospección, explotación y comercialización de los recursos naturales del territorio ocupado, que constituye una violación del derecho internacional.
    Lejos de idealizadas, tales iniciativas siguen una tendencia establecida que ya ha surtido efectos bastante positivos para los saharauis. Apenas por dar un ejemplo reciente, el Frente Polisario acabó de ganar una batalla judicial en el tribunal europeo que excluye el territorio ocupado del acuerdo comercial entre Marruecos y la Unión Europea. Según explica la sentencia, sobre la formulación del acuerdo, el Consejo Europeo “debería haber asegurado que no habría indicios de una explotación de los recursos naturales del territorio del Sáhara Occidental bajo control marroquí que pudiese ser realizado en detrimento de sus habitantes y en violación a sus derechos fundamentales” (El País, 2015).
    Pese al vibrante movimiento alrededor del mundo de resistencia no-violenta, los saharauis no descartan la opción de retomar el conflicto armado, en la medida en que hay una sensación de frustración creciente por la marginalización y el silenciamiento frente al mundo. Así, resta la concientización política de una sociedad civil solidaria e involucrada con la independencia saharaui, que presione sus gobiernos para revertir ese cuadro de crisis humanitaria.
    Notes
    [1] Tras la independencia, con el reino extremamente fragmentado, la élite marroquí vio la necesidad de centralizar el poder bajo el sultán Mohamed V, que estaba alineado con los intereses de las potencias occidentales. Entre los partidos políticos marroquíes se destaca el ultranacionalista Istqlal, que redefinió las fronteras políticas del país con el proyecto geopolítico expansionista del “Gran Marruecos”. El nuevo territorio pasaría a abarcar, según el proyecto, un pedazo de Argelia y otro de Mali, toda la Mauritania y el Sáhara Occidental. Como los demás países ya habían se constituido como Estados independientes, la usurpación del Sáhara se ha convertido en el principal eje de la política exterior marroquí.
    [2] Traducción libre y grifo del autor.
    [3] Entre el final de 1975 y el inicio de 1976, millares de saharauis fueron forzados a buscar refugio fuera del territorio por los ataques aéreos marroquíes con bombas de napalm y fósforo blanco –lo que culminó con la muerte de millares de personas. Los saharauis encontraron refugio en la ciudad de Tindouf, sureste de Argelia, donde construyeron los campamentos de refugiados que los abriga hasta hoy. Mauritania se retiró del conflicto en 1979 por cuenta de la fragilidad interna del país.
    [4] Ver, por ejemplo, Conrad (2014) y Isidoros (2010).
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    Rodrigo Duque Estrada es investigador en el Programa de Posgrado en Relaciones Internacionales “San Tiago Dantas” (Unesp, Unicamp, PUC-PSP) y miembro del Grupo de Estudios sobre Conflictos Internacionales (Geci-PUC). Contacto : rodpanzera@gmail.com.
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    RITIMO