M. B.
Le Courrier d’Algérie, 15/2/2012
M. B.
Le Courrier d’Algérie, 15/2/2012
F. O.
Le Courrier d’Algérie, 15/22012
Javier García Lachica es ingeniero y activista del Observatorio para los Recursos Saharauis, Western Sahara Resource Watch (WSRW), organización creada para sensibilizar, vigilar y denunciar el expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental que explota Marruecos en contra de la legalidad internacional.
DIAGONAL: ¿Qué recursos se encuentran en los territorios saharauis ocupados por Marruecos?
JAVIER GARCÍA LACHICA: La mayoría de las riquezas del Sáhara Occidental se encuentran en el territorio ocupado por Marruecos. El territorio liberado por el Polisario es una zona muy desértica, aunque tiene una riqueza muy importante: el sol.
En los territorios ocupados se encuentra el banco de pesca saharaui, que es uno de los más ricos de África. Además, hay una gran reserva de fosfatos. Existe una mina de fosfatos a cielo abierto que es la más importante del mundo. Las rocas fosfáticas tienen una gran pureza y pueden ser utilizadas para muchos fines, aunque lo más común es que se hagan fertilizantes con ellas. El fosfato también se emplea para usos dentales, incluso para la elaboración de la cerveza…
D.: Marruecos también está expoliando la arena saharaui.
J.G.L.: Sí. La arena del Sáhara está siendo explotada por compañías canadienses gracias al acuerdo de éstas con Marruecos. La arena se vende también a empresas canarias para la construcción y para rellenar playas. Viene de zonas de dunas muy cercanas a El Aaiún, donde se ha desarrollado una gran infraestructura para poder embarcar grandes cantidades a través del puerto.
Marruecos saca mucho dinero de los recursos naturales que son del pueblo saharaui: la arena saharaui, los fosfatos, etc., pero la suma más importante proviene del acuerdo pesquero con la UE, que cuesta a los europeos 36 millones de euros al año. Además, Marruecos tiene contratos pesqueros con China y Rusia.
D.: ¿Qué opina del Tratado Agrario de la UE y Marruecos, que, según denuncian diputados como el francés José Bove, beneficia directamente al rey Mohamed VI?
J.G.L.: En el Sáhara Occidental, en la zona del sur, en Dajla, existe uno de los recursos más importantes en esta zona desértica: el agua. Cuenta con grandes acuíferos, son inmensas bolsas de agua en el subsuelo de tipo arqueológico, no son manantiales que se regeneran. Estas aguas subterráneas llevan ahí miles de años, como las bolsas de petróleo, y por eso Marruecos ha elegido este territorio para instalar inmensos invernaderos. Se están regando grandes cantidades de cultivos destinados a la exportación. Además, la sobreexplotación del agua está afectando a la población. Los acuíferos están cercanos a la costa y, al bajar el nivel del agua, se están produciendo ya filtraciones de agua salada y afecta al consumo humano.
Otro recurso del cual se enriquece Marruecos es la sal. En los territorios al norte de El Aaiún, cerca del sur de Marruecos, hay muchas salinas de gran pureza que también se están expoliando.
D.: Se está hablando de la posible existencia de petróleo.
J.G.L.: Sí, el petróleo es una espada de Damocles. Existen muchos países y multinacionales que tienen los ojos puestos en el Sáhara Occidental, incluida la española Repsol. Ahora son empresas irlandesas, principalmente, las que cuentan con contratos de exploración de los pozos petrolíferos en el Sáhara, tanto en el mar como en el interior. Lo peor en este momento sería que se encuentre petróleo en el Sáhara. Sería un maleficio, si es complicado solucionar el problema saharaui, con petróleo…
D.: ¿Por qué suspendió la UE el acuerdo pesquero con Marruecos?
J.G.L.: En el acuerdo pesquero se establecen unas condiciones y lo que se renueva cada cuatro años es la ejecución del mismo. En 2006 se renovó y Marruecos lo ratificó un año después. De nuevo había que renovarlo en 2011. Pero, debido al trabajo realizado por muchos parlamentarios que están en contra de la inclusión del Sáhara Occidental en el Tratado de Pesca con Marruecos y del trabajo de varias plataformas de solidaridad con el Sáhara y de organizaciones como la nuestra, Western Sahara Resource Watch, se ha conseguido crear conciencia dentro del Parlamento Europeo. El protocolo no se puede renovar así como así. Además, el Parlamento, en un informe de 2010, reconoce que el acuerdo pesquero está en contra de la legalidad internacional.
Hay dos opciones: no pescar en el Sahara o dejar de implementar el acuerdo. Las presiones de España y Francia consiguieron la ampliación por un año, y mientras, se pedía a Marruecos un informe de que el acuerdo era acorde a la legalidad internacional, es decir, que la población de esos territorios estaba de acuerdo y que se beneficia del mismo. Y ahí entra el juego político de Marruecos. Para ellos la población es la marroquí. A todo esto se ha unido un informe independiente de la UE que concluye que los beneficios de la pesca no recaen en la población y que el acuerdo no es rentable para la UE. Entre las medidas de presión se presentó también una moción del diputado Raúl Romeva, de Iniciativa per Catalunya Verds, para llevar el acuerdo a la Corte de Justicia. En diciembre, el pleno de la UE echó atrás el acuerdo del Consejo Europeo de renovar el tratado pesquero. Una decisión justa y esperable.
D.: ¿La lucha de organizaciones de derechos humanos y otras como WSRW está dando sus frutos?
J.G.L.: Sí. Western Sahara Resource Watch somos una red organizada en varios países a través de internet. Tenemos un doble objetivo: visibilizar y denunciar el expolio de recursos naturales por parte de las multinacionales en los países en los que estamos organizados: Reino Unido, Australia, España… Y llamar la atención sobre las actividades ilegales de la UE, como el acuerdo de pesca, el tratado de libre comercio agrícola, el de buena vecindad con Marruecos, etc. Porque Marruecos no tiene soberanía sobre el Sáhara Occidental.
D.: Esta labor no sería necesaria si se reconociera la autodeterminación del pueblo saharaui.
J.G.L.: Así es. Por un lado la misión de la ONU en el Sahara, la Minurso, que vigila el alto el fuego en la zona, debe vigilar la violación de derechos humanos en los territorios ocupados y también el expolio de los recursos. Bruselas ha tomado una decisión conforme a la ley, mientras que el Gobierno español no quiere atender a esa legalidad. Si el problema es la pesca, la alternativa es reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y firmar acuerdos de pesca con ella, en condiciones justas que respeten el medio ambiente.
DIAGONAL WEB, 14/2/2012
C’est la pensée qui a été exprimée tout haut par Mohamed Moncef Marzouki, le Président tunisien provisoire lors de la conférence de presse qu’il a animée dimanche soir à la résidence d’Etat de Djenane El-Mithak à Alger. Il a tenu, avant toute chose, à rappeler «la solidité et la bonne qualité des relations entre l’Algérie et la Tunisie». Il notera au passage que «ces relations sont passées par de mauvais moments en raison de la dictature qui sévissait en Tunisie et qui a maltraité les Algériens ( )». En réponse à une question sur ses déclarations sur l’arrêt du processus électoral en 1992, le responsable tunisien dira simplement que «c’est la presse qui a mal interprété mes propos. Vos confrères ont une capacité extraordinaire pour faire dire aux gens le contraire de ce qu’ils ont dit». L’Algérie, a-t-il souligné, «est très jalouse de son indépendance, on n’a pas le droit d’y toucher».
Interpellé sur les priorités qu’il se devait de se fixer, «relancer l’UMA ou se mettre à la disposition de son pays pour régler ses nombreux problèmes en raison de la rupture de ses équilibres», Marzouki reconnaîtra que «le défi qui se pose à nous aujourd’hui est de régler les problèmes socio-économiques de la Tunisie et d’atteindre les objectifs de la révolution qui sont la dignité, la justice et la liberté. Cette phase de la révolution a mélangé toutes les cartes. Nous travaillons jour et nuit pour régler tous nos problèmes. L’ouverture de l’espace maghrébin nous sera d’un grand intérêt».
Il appelle à la redynamisation des accords conclus entre l’Algérie et la Tunisie, qui ont été jusque-là «des vœux pieux à cause du pouvoir politique de Ben Ali». Il estime que «le champ de la coopération est vaste pour réaliser des projets structurants, autoroutiers et autres, infrastructures de base ( )». Il enchaînera pour affirmer que «la Libye n’est pas en guerre civile, elle passe comme nous par des moments difficiles ; il est normal que nous vivions des troubles après les révolutions. La Libye est en bonne convalescence».
A une question sur «le rôle de médiateur qu’il s’est assigné pour convaincre les pays maghrébins de relancer l’UMA», Marzouki avouera encore que «c’est dans l’intérêt de la Tunisie de relancer l’UMA et aussi de tous les Maghrébins. On ne dissocie pas nos politiques internes de nos politiques externes et réciproquement. Il y va de la stabilité de nos peuples et de nos pays». Il annoncera avec une pointe de fierté qu’il a reçu l’accord de principe du président Bouteflika, du président mauritanien, du roi du Maroc et du responsable du CNT libyen pour la tenue d’un sommet «dans les plus brefs délais, au courant de l’année 2012, et probablement à Tunis après étude des dossiers».
UN SOMMET SANS PREALABLE ?
Des commissions devront être, selon lui, convoquées «pour préparer le sommet en question et faire des propositions pour régler les problèmes en suspens». Marzouki veut que «les responsables maghrébins fassent de ce sommet un sommet historique parce que, cette fois-ci, c’est une affaire sérieuse, Inchallah, et ses résultats doivent être palpables pour nos peuples». Il estime qu’il n’est plus question «de mentir à nos peuples en nous rencontrant, en nous embrassant et en nous quittant sans n’avoir rien décidé».
Il précise alors qu’aucun préalable ne doit être posé ni à la tenue de ce sommet ni à la relance de l’UMA. «La méthodologie pour cette fois est de laisser de côté les problèmes et faire un pas en direction d’une construction sûre de l’espace maghrébin». Et bien qu’il estime que «c’est un conflit qui a bloqué l’Union maghrébine et qui a été la cause de tous les problèmes, c’est (aussi) une réalité qu’on ne peut ignorer». Le responsable tunisien a fait comprendre que le conflit du Sahara Occidental sera élagué des éventuelles discussions que partageraient les chefs d’Etat maghrébins au cas où ils tiendraient leur sommet. «Le Sahara Occidental est une question difficile, épineuse et douloureuse sur le plan humain», a-t-il reconnu.
«Une fois les problèmes atténués et les frontières ouvertes, on procédera alors au lancement de projets communs, un impératif à l’instauration d’un climat de confiance susceptible d’ouvrir des voies de communication et de connaissance à même de créer des conditions politiques et psychologiques nouvelles favorisant la résolution du conflit, de manière à préserver l’honneur ainsi que les intérêts communs», a-t-il expliqué. Il a pris cependant le soin, avant toute chose, de rappeler que «le règlement du conflit du Sahara Occidental relève des Nations unies».
UN ESPACE MAGHREBIN SANS FRONTIERES ?
Interrogé pour savoir s’il pouvait penser à une relance de l’UMA «avec des frontières algéro-marocaines fermées», le président tunisien par intérim a répondu d’emblée : «Bien sûr que non ! Nous voulons une UMA sans frontières, sinon ça n’a pas de bon sens !». Il note : «Ce que j’ai senti, c’est qu’il y a une volonté de régler ce problème. Nous sommes dans une perspective de lancement parce que les révolutions ont remis à l’heure les pendules arabes». Ce qui donne forcément, selon lui, «une nouvelle reconfiguration de l’espace maghrébin et ça pourrait se faire avant même la tenue d’un sommet».
Marzouki a indiqué qu’il est tombé d’accord avec le président Bouteflika pour l’ouverture de l’espace maghrébin sur la base de 5 principes : la liberté de circulation, la liberté d’expression, la liberté politique, la liberté d’entreprendre et le respect des droits de l’homme. Il est convenu, selon lui, pour cela de «réviser totalement les fonctions de l’UMA, ses structures techniques et instances politiques ainsi que leurs missions respectives. Il est aussi question de réactiver les accords conclus au profit des peuples».
A propos des relations avec l’Arabie Saoudite, où séjourne le président déchu, Zine El Abidine Ben Ali, Marzouki a affirmé que «nous voulons que nos frères saoudiens nous livrent celui qui a volé des milliards au peuple tunisien, celui qui a pillé le pays, qui a été un dictateur. Mais ceci n’altère en rien nos relations avec ce pays frère».
Le renvoi par la Tunisie de l’ambassadeur syrien, «comme l’ont voulu et fait les Américains et les Français», lui fait dire que «c’est une décision souveraine et personne ne nous l’a dictée. Nous avons renvoyé l’ambassadeur parce qu’il représente un régime qui a perdu toute sa crédibilité depuis qu’il assassine son peuple». Il espère, dit-il, que «la solution en Syrie serait celle trouvée au Yémen». Tunis n’est par ailleurs pas prête à «renvoyer» le ministre de l’Intérieur libyen dans son pays. «La Tunisie n’a pas de problèmes avec la Libye, mais tant que ses institutions politiques et judiciaires n’ont pas été mises en place, l’honneur tunisien ne nous permet pas de livrer El-Baghdadi El-Mahmoudi à la Libye. Mais dès qu’elle aura toutes ses instances légitimes, on le fera».
Arithmétiquement, ça tombe sous le sens : pas besoin d’avoir la bosse des Maths pour s’apercevoir que 21 moins 1 ne peut pas être égal à 0. Mais politiquement, il est des situations où le résultat de cette soustraction s’est vérifié. Mais rendons d’abord à César ce qui appartient à César, l’incongruité –ou «noukta»- est du président égyptien Anouar Sadat. Son pays exclu de la ligue arabe en 1979 pour cause de «paix séparée» avec Israël, il ne trouva pas mieux pour signifier sa vacuité à l’inutile organisation dite panarabe, que ce pied-de-nez arithmétique. Trois décennies plus tard, rien n’a changé dans l’auguste assemblée. sinon deux petites modifications, l’une sémantico- patronymique et l’autre numérique.